Andrew Jackson Foster, Pionero de la educación de sordos en Africa (1925-1987)

Alejandro OviedoPor Alejandro Oviedo,

Berlín, 2007.

Sección: Biografías.

 

Andrew J. Foster es considerado un símbolo por los Sordos en Estados Unidos y en varios países de Africa. Su vida resulta ejemplar por lo que logró hacer, a pesar de haberse enfrentado siempre a la triple condición de excluido social por ser discapacitado (Sordo), pobre y negro en una sociedad discriminadora. Esta es su historia.

Andrew Jackson Foster. Cortesía Gallaudet Archives
Andrew Jackson Foster. Cortesía Gallaudet Archives

Reseña biográfica

Nuestro personaje nació en la población de Birmingham, en el Estado de Alabama (Estados Unidos), en el seno de una familia muy pobre (su padre era obrero en las minas de carbón). Cuando tenía once años, una meningitis dejó a Andrew J. Foster completamente sordo. A partir de entonces acudió a la Escuela para Sordos Negros de Alabama (Alabama School for the Colored Deaf).

En Estados Unidos, antes de la llamada Guerra de Secesión (1861‐1865), los niños negros no eran aceptados en las escuelas, pues eran esclavos. Esto valía también para los niños sordos. Luego de esa guerra, que se libró en buena medida para lograr la abolición de la esclavitud, se abrieron escuelas para niños sordos negros en algunos estados donde la población negra era mayoritaria (en otros lugares, las escuelas abrían una sede para niños negros y otra para niños blancos). Esa separación, que reproducía un principio racista de segregación social, condujo a que tampoco los Sordos adultos blancos se reunieran con los negros: había clubes y asociaciones también separadas. Esto se mantuvo hasta la década de 1970, cuando las luchas por los derechos de los negros llevaron a la condena legal del sistema de segregación.

Cuando tenía diecisiete años, Foster se mudó a la ciudad de Michigan. Allí trató de ingresar a la escuela de sordos de esa ciudad, para continuar su educación, pero como era menor de edad y venía de otro lugar, le negaron la entrada. Era en 1942, cuando Estados Unidos había entrado en la guerra europea y necesitaba grandes producciones de armamento. Había mucha necesidad de mano de obra no especializada, y los jóvenes Sordos, que no iban a la guerra, conseguían trabajo con facilidad. Foster fue contratado en varias fábricas de armas, y continuó al mismo tiempo sus estudios a través de cursos por correspondencia y escuelas nocturnas, para adultos. De ese modo obtuvo su título de bachiller, ocho años después.

Durante aquellos años, Foster comenzó a asumir responsabilidades en las iglesias evangélicas de la región. Su interés y su talento motivaron a las autoridades religiosas a darle una beca para que continuara sus estudios en la Universidad de Gallaudet. Allí entró en 1951, a la facultad de educación, y tres años más tarde se graduó como licenciado en educación. Se lo recuerda entonces por ser el primer Sordo negro en haber obtenido una licenciatura (y el primero en haber hecho estudios en Gallaudet).

Entre 1954 y 1955 hizo estudios en la Universidad de Michigan, donde terminó un programa de maestría en educación. Y un año después, en la Universidad de Seattle Pacific, completó una licenciatura en misiones.

Todos ese tiempo, Foster estuvo guiado por la idea de abrir escuelas para Sordos en Africa. En varios países de ese continente había ya, y desde principios del Siglo XX, algunos programas escolares, mantenidos por diferentes iglesias, pero no eran escuelas diseñadas específicamente para sordos.

Su trabajo en Africa

A pesar de todos sus méritos académicos, Foster encontró muchas dificultades para iniciar su proyecto en Africa. La mayoría de misiones estadounidenses, incluso las que administraban programas en Africa, estaban cerradas a los negros, que debían conformarse con labores menores y a quienes no se daba la responsabilidad de ser misioneros. Foster hizo numerosas propuestas, pero todas le fueron rechazadas. Animado por algunos conocidos, entre ellos el entonces rector de Gallaudet, Leonard Elstad, decidió fundar su propio programa de misiones, la Misión Cristiana para Africanos Sordos (Christian Mission for Deaf Africans), en 1956. Con el apoyo económico que obtuvo a través de ella pudo iniciar finalmente el proyecto en Africa.

Comenzó por estudiar la situación en Liberia (un país fundado en la costa occidental Africana por ex‐esclavos estadounidenses), pero decidió trasladarse a Accra, la capital de Ghana, donde abrió, en 1957, su primera escuela, que llamó “Escuela Misionera para Sordos de Accra”. Poco después logró fundar otra escuela, con modalidad de internado, en Mampong‐Akwagpim, a unos 40 kilómetros de Accra.

Luego de eso, se dirigió a Nigeria, donde fundó, en 1960, la primera escuela de sordos de ese país (llamada “Escuela Misión para Sordos de Ibadan”). A partir de entonces logró abrir cerca de 70 escuelas para sordos en otros doce países: Liberia, Costa de Marfil, Chad, Senegal, República Centroafricana, Togo, Benin, Camerún, Congo, Gabón, Kenia y Burundi.

Además de las escuelas, Foster inició también varios programas para la formación de maestros Sordos africanos. La mayoría de ellos eran enviados a Estados Unidos, para que siguieran programas en la Universidad de Gallaudet.

Foster murió en 1987, cuando la avioneta donde viajaba se estrelló, sobrevolando una región de Ruanda. En memoria suya, uno de los auditorios de la Universidad de Gallaudet lleva su nombre.

El proyecto de Foster y las críticas de algunos maestros de sordos en Africa

Las escuelas fundadas por Foster defendían el uso de la lengua de señas, así como la enseñanza de la escritura y la lectura del inglés y de las lenguas nativas del país donde se ubicaban. No obstante, él y sus colaboradores eran de la idea de que la Lengua de Señas de Estados Unidos (ASL) era más idónea para la enseñanza que las lenguas de señas locales, pues, argumentaban, estas lenguas no estaban lo bastante desarrolladas como para ser usadas en la escuela. Esto condujo, piensan algunos maestros de Sordos africanos, a la segregación y menosprecio de las lenguas de señas locales. Esa tendencia, que algunos activistas Sordos han calificado como otra manifestación del imperialismo norteamericano, continúa hoy en Africa y en muchos otros lugares.

Fuentes:

Dively, V. (1987) “Foster, Andrew Jackson”. En: Van Cleve, John V. (ed.) Gallaudet Encyclopedia of Deaf People and Deafness. Nueva York: McGraw Hill.

Carol Padden y Tom Humphries (2005) Inside Deaf Culture. Cambridge: Harvard University Press.

 

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