Ferdinand Berthier (1803 -1886)

Por Alejandro Oviedo.

Berlín, 2007.

Sección: Biografías.

Ferdinand Berthier ha pasado a la historia como el organizador y promotor de los “banquetes de Sordos”, realizados varias veces en París durante el Siglo XIX, que son el símbolo de la “edad dorada de la sordera”, cuando los logros de las primeras escuelas de sordos demostraban al mundo lo que podían alcanzar sus estudiantes si se les brindaba una educación adecuada.

Berthier nació en la localidad de Louhans, al sureste de Francia. A los 8 años comenzó a estudiar en el Instituto de Jóvenes Sordos de París, el que había fundado el Abad Michel de L ́Epée y que para entonces regentaba el Abad Roch A. Sicard. Aun cuando Berthier había sido inscrito en el Instituto para que adquiriera fundamentos para empezar una carrera como comerciante, la influencia que tuvo sobre él uno de sus maestros, Auguste Bébian (oyente), lo determinó a seguir la carrera de maestro.

A los 27 años, Berthier se convirtió en maestro del Instituto. Empezó entonces una carrera como docente que le mereció la fama de estar, junto a Jean Massieu y Laurent Clerc (sordos, como él, y también estudiantes y luego maestros de esa institución), entre los más reconocidos maestros sordos de Francia.

Entre sus primeras actividades políticas estuvo la creación de la primera asociación de sordos de Francia. Ocurrió en 1834, bajo el nombre de Société Centrale des Sourds‐muets, que se conformó con autorización pública para representar los intereses de la comunidad sorda. La asociación, bajo dirección ideológica de Berthier, hacía una defensa apasionada de la identidad sorda, basada en el uso de la lengua de señas. Ofrecía a sus socios diversos programas de educación para adultos, así como otros tipos de ayuda comunitaria. Según la idea de Berthier, los sordos de todo el mundo deberían cobrar conciencia de su condición de comunidad universal, de su capacidad de comunicarse a pesar de las diferencias de lenguas, leyes y culturas.

Esta última idea había sido cultivada por varios intelectuales franceses durante el Siglo XVII, que creían encontrar en la lengua de señas la lengua universal que muchos buscaban. Esa idea había sido defendida también con pasión, entre otros, por Pierre Desloges, el primer intelectual sordo en haber publicado un libro (en 1779).

En 1834, asimismo, organizó Berthier su primer banquete de sordos. A él fueron invitados muchos sordos y oyentes parisinos, todos figuras del mundo intelectual de esa ciudad. En medio de la comida se daban discursos en lengua de señas acerca de diversos temas, que los asistentes reseñaban después como obras maestras de la oratoria. Entre los temas principales de esos discursos estaban la idea de la universalidad de la lengua de señas, así como homenajes al fundador de la educación de sordos francesa, el Abad de L ́Epée (los banquetes se celebraban en ocasión del aniversario del nacimiento del Abad).

Esos banquetes se celebraron muchas veces a lo largo del Siglo XIX. Para los historiadores, los banquetes parisinos de los sordos representan el clímax cultural de la comunidad Sorda europea, donde se evidenciaron los mayores logros de la educación de sordos iniciada por el Abad.

Berthier publicó varios libros. Entre ellos, el más conocido es una historia de la educación de sordos, que tal vez el primer manual sobre el tema. Se titula Histoire et statistique de l’éducation des sourds‐muets (Paris: chez l’auteur, 1836). Otros trabajos suyos fueron biografías de sus maestros Sicard (publicado en 1873) y Bébian (del año 1839).