Reseña Mindess, 1999: «Intercultural communication for sign language interpreters»

Alejandro OviedoPor Alejandro Oviedo,

Berlín, 2007.

Sección: Reseñas.

Reseña de
Mindess, A. (1999) Reading Between the Signs. Intercultural Communication for Sign Language Interpreters (Leyendo entre señas. Comunicación intercultural para intérpretes de lengua de señas). Yarmouth: Intercultural Press. 259 págs. ISBN: 1‐ 877864‐73‐0

PortadaMindessAnne Mindess es intérprete titulada de ASL (la lengua de los Sordos de Estados Unidos), y escribió este libro, en inglés, motivada por sus propias experiencias de trabajo. Conocer la lengua bien no es garantía de una traducción adecuada, afirma ella, pues las diferencias culturales hacen a veces imposible una traducción directa. Para que el intérprete de lengua de señas pueda realizar bien su trabajo, debe conocer bien la cultura Sorda. Y para hacer eso, dice Mindess, es indispensable que el intérprete comience por hacerse consciente de su propia cultura. Esto lo subraya con una cita de Edward T. Hall:

Una de las maneras más efectivas para aprender acerca de sí mismo es tomar seriamente en cuenta las culturas ajenas. Eso te fuerza a prestar atención a aquellos detalles de la vida que se diferencian de los tuyos (p. 3)

Basada en esas premisas, Mindess analiza una serie de conceptos tomados de la antropología y de los estudios interculturales (especialmente los trabajos clásicos de Edward T. Hall en los Estados Unidos, durante las décadas de 1960 y 1970), y se dedica a ejemplificarlos con sus propias experiencias. Un equipo de consultores Sordos y oyentes ayudó a la autora a completar sus propios ejemplos, y a darle más coherencia a las explicaciones. La mayoría de ejemplos y de situaciones explicadas se refieren a casos vividos en Estados Unidos, pero hay abundantes referencias a otras culturas, lo que hace al libro interesante a intérpretes de otras latitudes.

La soledad de los intérpretes

Para Mindess, los intérpretes no suelen contar con espacios adecuados para discutir sus dudas y compartir sus hallazgos. Eso empobrece al grupo, pues no hay canales establecidos para intercambiar experiencias, y tampoco para despejar las inquietudes que surgen en el trabajo diario.

Este problema es aún mayor cuando el intérprete quiere o necesita acceder a grupos de especialistas cuya colaboración les sería necesaria, como ocurre con lingüistas y psicólogos, por ejemplo.

El libro quiere convertirse entonces en un manual para comenzar a definir y comentar cuáles son los temas más relevantes para los profesionales de la interpretación. Debido a que su audiencia son primeramente los intérpretes, dice que el libro no se detendrá mucho en estudios y análisis de la lengua de señas, sino en ejemplos de su uso en situaciones específicas

El problema de ver al intérprete como “ayudante” o como “aliado”

Un problema en el que Mindess se detiene es un lastre histórico que arrastran los intérpretes de lenguas de señas. Su profesión nació hace relativamente poco, y en un contexto de solidaridad familiar o grupal. El intérprete era inicialmente alguien que por solidaridad y circunstancias familiares aprendía la lengua, y luego acompañaba al Sordo en su vida cotidiana, para servirle de canal de información.

Se creó así una imagen del intérprete como “ayudante”, que aún perdura y hace que en las comunidades Sordas no se conciba esa labor como un trabajo, sino como una actitud de solidaridad. Y eso impide muchas veces la profesionalización del intérprete, lo que implica que socialmente no le sea concedido un estatus que le permita ganarse la vida con su trabajo, ya que este no se considera un trabajo, sino una actitud solidaria.

Con el inicio de las actividades políticas de la comunidad Sorda en pos de sus derechos sociales, el intérprete ha adquirido una nueva dimensión, igualmente difícil de conjurar, que se puede llamar de “aliado”. Según ella, su papel continúa en la esfera del servicio desinteresado y altruista, y permanece como un obstáculo para que se comprenda que la interpretación debería constituir una profesión como cualquier otra.

Los cuatro grandes temas de la comunicación intercultural

El estudio de las culturas del mundo, así como de sus relaciones y diferencias, se puede iniciar a partir de una serie de cuatro premisas básicas, que Mindess extrae de los trabajos de Hall. Esas premisas son :

  1. Colectivismo vs. Individualismo,
  1. Culturas altamente contextualizadas vs. Culturas poco contextualizadas,
  1. Orientaciones y concepciones del tiempo, y
  1. Variaciones en el estilo retórico

Vamos a revisar brevemente en qué consisten esas nociones, que se usan como los extremos de un continuo, a lo largo del cual se alinean las culturas específicas que estemos analizando. No hay tipos puros.

Colectivismo vs. Individualismo: mientras que algunas culturas privilegian los intereses del individuo, otras lo hacen con los del grupo. Para Mindess, los Sordos de Estados Unidos constituyen una cultura colectivista, pues para ellos la dimensión individual tiene menos valor que la del grupo, al cual remiten todas las actuaciones individuales. Los Sordos de ese país parecen tomar decisiones siempre sobre la opinión del grupo, y subordinarse a las decisiones colectivas. En ella, el peor castigo para un individuo es la exclusión del grupo. Contrariamente a los Sordos, los oyentes norteamericanos constituyen una cultura predominantemente individualista.

Culturas altamente contextualizadas vs. culturas poco contextualizadas: en las primeras (abreviadas CAC), la interacción del grupo se hace sobre conocimientos compartidos, con lo cual el discurso abunda en sobreentendidos y es incomprensible para el extraño, quien no comparte la información del grupo. En las culturas poco contextualizadas (CPC), en cambio, las interacciones se realizan sobre la base de poco conocimiento compartido, de modo que toda la información debe hacerse explícita. En las CPC el discurso es gramaticalmente muy complejo y redundante. En las CAC, el discurso sólo cobra su plena dimensión en el contexto de situación y de uso. Es claro que la cultura Sorda puede ser calificada como CAC. En Estados Unidos, la cultura mayoritaria oyente es CPC. Pero eso no significa que todas las culturas oyentes sean de ese tipo. Entre los latinoamericanos oyentes, por ejemplo, la tendencia es hacia CAC, aunque en contextos académicos latinos se privilegie el discurso CPC.

Orientaciones y concepciones del tiempo: el tiempo compartimentado y dedicado a una sola y única cosa es típico de algunas culturas (la alemana, por ejemplo). Otras culturas tienden a incluir varias actividades en un mismo espacio de tiempo. En el transcurso de una visita de trabajo, por ejemplo, en el primer caso los interlocutores se dedicarán de modo exclusivo a cumplir con una agenda, dejando de lado cualquier otra actividad no relacionada con ella. En el segundo caso, es posible que los interlocutores se ocupen de varias cosas simultáneamente, mientras realizan su reunión. Los Sordos conforman culturas que se identifican con este segundo patrón.

Según las primeras, la concepción del tiempo está determinada por ese uso especializado, y entonces suelen ser extremadamente puntuales, o a darle mucho valor a tal cualidad. Las segundas, que se ocupan del tiempo según las circunstancias de cada instante, no suelen tener la puntualidad entre sus valores.

Variaciones en el estilo retórico: es este punto algo muy interesante. Los Sordos tienden a una retórica en la que se presenta primero un ejemplo específico de lo que se quiere hablar, y luego comienzan a darse explicaciones generales relacionadas con ello. Es también la estructura del discurso en lenguas como el chino.

En lenguas como el inglés, en cambio, se privilegia la exposición a partir de establecer generalidades y luego se comentan especificidades.

La autora ofrece un ejemplo. En una ocasión, ella, que es oyente, compartió una conferencia con Sam Supalla, un lingüista Sordo. El tema de ambos era idéntico: las señas personales, que se dividen en arbitrarias y motivadas. Ella empezó su charla diciendo que hablaría de esas señas, y mencionando la clasificación que seguiría. Luego se dedicó a ejemplificar el tema. Supalla, en cambio, comenzó mostrándole al auditorio cuál era su seña personal, luego de lo cual interrogó a varias personas sobre lo que pensaban que significaba. Hecho eso, preguntó por otras señas personales en el auditorio. Solamente entonces se dedicó a lo general, es decir, a la elaboración de reglas para analizar el modo en que se generan los nombres de personas en la cultura Sorda.

Cosas como esta hacen muy difícil la traducción entre una lengua hablada y una de señas. Son temas que el intérprete debe tener en cuenta, para poder elaborar estrategias para realizar no solamente una traducción entre las dos lenguas, sino entre ambas culturas. De otro modo, no hay compresión posible.

La segunda parte del libro

Luego de una gran cantidad de interesantes disquisiciones teóricas, y de ejemplificar con abundancia lo que caracteriza como rasgos de las culturas oyente y Sorda de los Estados Unidos, la autora comienza a usar esos conocimientos en el análisis y comentarios de variadas situaciones reales de interpretación. Encontramos, así, situaciones en las que el cliente Sordo está en el médico, y el intérprete debe sortear situaciones como, por ejemplo, la siguiente:

El médico trata de convencer al paciente Sordo de que cierta conducta es necesaria, pero no puede ofrecerle ejemplos reales de personas que hayan hecho lo proprio y se hayan curado. Para el Sordo, dice Mindess, el hecho de que alguien haya tenido ya experiencias con algo tiene más poder de convencimiento que cualquier argumento lógico, puramente especulativo. Por eso no quiere dejarse convencer por el médico, quien no tiene ejemplos reales, sino solamente argumentos teóricos. El intérprete debe mediar para que los argumentos de uno deriven en los ejemplos que espera el otro.

Además de reproducciones de ejemplos reales en diferentes situaciones de interpretación (en el aula de clases, en una entrevista de trabajo, etc.), la autora propone ejemplos, y ejercicios, y da consejos acerca de cómo resolver problemas y cómo comportarse en determinadas situaciones inusuales. En cada caso, subraya ella, se trata de datos sustentados por una experiencia personal de 20 años de trabajo como intéprete, además de la ayuda y la asesoría prestada por otros especialistas Sordos y oyentes.

 

Como conseguir el libro

Nuevamente, se trata de un libro que no es de fácil acceso, por estar escrito en inglés, y por no ser distribuido en países de habla hispana. Una lástima, pues es un trabajo muy valioso para nuestros intérpretes, quienes están todavía más desprovistos de ayuda especializada de lo que están los intérpretes de Estados Unidos, para quienes Mindess escribió su libro.

Para los lectores que a pesar de eso quieran probar suerte con el libro, les sugiero buscar en la página web de www.amazon.com, donde hay ofertas del libro, usado, a partir de 17 US dólares (a lo que deben sumar otros 6, aproximadamente, para gastos de envío).

 

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