Berlín, 2007.
Sección: Artículos, historia.
Dedico estas páginas a M. Miles, quien me llamó la atención sobre la posibilidad
de comenzar escribir sobre la historia menuda de los sordos latinoamericanos
a partir de fuentes disponibles en internet.
En julio de 1905, el periódico New York Herald publicó la siguiente historia: Luis Albaro, un sordo oriundo de Taltal, Chile, por quedarse dormido en un barco italiano y no ser notado por la tripulación, permaneció en el barco cuando este zarpó desde aquel puerto hacia Europa. Al momento de ser escrita la noticia, el hombre estaba en un puerto californiano, tras 14 meses de viaje entre los océanos Atlántico y Pacífico. La anécdota fue reproducida poco después en The Silent Worker, el famoso periódico de los Sordos estadounidenses, de donde la tomo para escribir estas páginas (al final de este artículo incluyo un apéndice donde el lector puede leer el texto original de la noticia).
El puerto de Taltal, Chile
Taltal es una población ubicada al norte de Chile, sobre el Pacífico. Llegó a ser una ciudad muy próspera durante el auge de la producción de salitre (entre mediados del Siglo XIX y principios del XX). En aquellos años, ese mineral, abundante en la región y exclusivo de ella, se usaba como base química para numerosos productos derivados (que van desde la pólvora a los fertilizantes, pasando por medicamentos, fósforos y vidrio). La industria europea consumía entonces grandes cantidades de salitre, y eso impulsó el surgimiento de muchas poblaciones en las costas de Chile. Una de ellas fue la ciudad de Taltal. Aunque había sido fundada en 1858, la ciudad se expandió sólo a partir de 1876, cuando se instalaron en ella 26 oficinas de empresas salitreras. Catorce años más tarde se había convertido en una próspera ciudad de más de 30.000 habitantes, conectada por ferrocarril con todas las demás zonas salitreras del norte chileno.
El velero italiano “Amphitrite” llegó a Taltal a principios de 1904, para recoger un cargamento de salitre destinado al puerto holandés de Rotterdam. Era un barco grande para la época (casi 4000 toneladas). Los largos días que duraba llenar sus bodegas permitían a la tripulación descansar y compartir su vida con la población local.
Luis Albaro, personaje público de Taltal
Sabemos muy pocas cosas directas acerca del sordo Luis Albaro. La noticia reproducida por The Silent Worker afirma que Luis era uno de los personajes públicos de Taltal. Lo describe como un hombre que había aprendido a escribir su nombre y sabía algunas frases en español, que junto a algunas señas le permitían comunicarse con la gente de la ciudad. Según afirmaba el Sr. Cafiero, capitán del Amphitrite, Luis era una persona accesible, amable y de buen carácter, siempre que estuviera uno dispuesto a comunicarse con él y hacerle entender lo que uno quería. Luis tenía por único deseo regresar a Taltal, lo que permite suponer que allí se había sentido bien tratado y vivía a su gusto.
Las circunstancias históricas del país, y las pocos datos que se ofrecen sobre Luis Albaro, permiten sin embargo especular algunas otras cosas sobre él.
Una de ellas es que Luis no había visitado la escuela. Esto puede inferirse del hecho de que Luis se comunicara sólo de modo básico en español, y que su dominio de la escritura se limitara a escribir su nombre. Ya para entonces había algunas escuelas para sordos en Chile (las primeras, mantenidas por iniciativa privada, datan de mediados del Siglo XIX), pero tales instituciones no se fundaron en regiones tan apartadas de ese país hasta bien entrado el Siglo XX.
Otra inferencia es que Luis no formaba parte de una comunidad de Sordos. Por un lado, Taltal tenía entonces 30.000 habitantes, muy pocos para sustentar, visto estadísticamente, la existencia de un grupo de sordos. Esto puede compararse con otros datos disponibles: para la fecha la capital chilena, Santiago, tenía cerca de un cuarto de millón de habitantes, y entre ellos vivía un grupo de 15 adultos Sordos que se reunían con frecuencia en la Plaza de Armas de esa ciudad. A partir de tales encuentros logró formalizarse, en 1913, la “Sociedad de Sordomudos de Chile”, que en 1926 se convirtió en la “Asociación de Sordomudos de Chile”. Las cifras soportan, pues, la especie según la cual Luis Albaro pudo haber sido el único sordo de Taltal. El que fuera un personaje conocido por toda la ciudad también apoya tal interpretación (debido al carácter bufonesco que suele cobrar un sordo completamente aislado en una sociedad de oyentes).
De ser cierta la presunción anterior, las señas de Luis Albaro debieron haber sido señas caseras, o familiares, desarrolladas por el propio Luis a partir de sus relaciones con los oyentes de Taltal. Luis Albaro no tenía, así, una lengua propia, pues no había tenido, en virtud de sus circunstancias, ocasión de adquirir ni el español ni una lengua de señas desarrollada por una comunidad Sorda.
Una tercera presunción es que Luis Albaro, como todos los sordos sin acceso a la educación ni a una vida comunitaria intensa en medio de un grupo de Sordos, debió carecer de oficio y de fortuna. Cuando el Amphitrite zarpó, se lo llevó inadvertidamente mientras Luis dormía dentro. Tal vez el hombre acostumbraba dormir en los barcos amarrados al puerto, por deferencia de sus tripulaciones, o como pago tal vez de servicios que Luis les prestaba mientras permanecían en Taltal. Esto se puede comprobar también por el hecho de que Luis, a lo largo de su viaje, no hubiera podido comunicarse con gentes de Taltal para que lo ayudaran a retornar de su involuntario exilio.
Luis Albaro, marinero del Amphitrite
En marzo de 1904 el Amphitrite zarpó de Taltal rumbo al puerto de Rotterdam. La presencia de Luis Albaro debió ser advertida ya en altamar, mucho después de la partida, ya que no hubo entonces la posibilidad para enviarlo de regreso a Taltal. En algún momento Luis fue descubierto, dormido en un rincón del castillo de proa. Ese mismo lugar le fue asignado desde entonces como habitación. Recibió un abrigo azul con la palabra seaman (marinero) escrita en letras blancas sobre el pecho y se convirtió en el protegido de la tripulación, que lo cuidaba para que no fuera víctima de las frecuentes disputas entre sus miembros.
Meses después, el barco descargó el salitre en Holanda, y luego se dirigió al puerto belga de Amberes, donde volvió a embarcar un cargamento, dirigido esta vez al puerto estadounidense de San Francisco. Allí arribó el Amphitrite en julio de 1905, catorce meses después de su partida de Taltal.
Los detalles de la ruta ofrecen también un interesante elemento adicional a la historia: tal vez Luis Albaro permaneció voluntariamente todo ese tiempo en el Amphitrite, pues la naturaleza de la ruta sugiere que pudo tener ocasión de volver antes a Taltal. Resulta que en 1904 no existía aún el canal interoceánico de Panamá, por lo cual la ruta seguida por el Amphitrite desde Taltal (en el océano Pacífico) hacia Europa y desde Europa hasta San Francisco tuvo que hacerse a través del Cabo de Hornos (al Sur de Chile). Quiere decir que el barco, en su camino a San Francisco, pasó nuevamente frente a las costas chilenas, y dadas las condiciones de la navegación de la época, no es improbable que la embarcación hubiera tocado algún puerto chileno de camino para recoger mercancía o agua dulce, o que se hubiera cruzado con algún otro barco que llevara a Luis Albaro de regreso a su tierra. Tal vez nuestro personaje no tuvo tampoco, a lo largo de sus meses de navegación, interés en aprovechar las circunstancias para retornar de inmediato a Taltal, y prefirió continuar en el Amphitrite para seguir conociendo tierras extranjeras.
Fue durante las maniobras de descarga en el muelle de la calle Howard, en San Francisco, cuando se hizo el reportaje sobre Luis Albaro y su historia. El mismo Luis no parece haber sido objeto de preguntas, que respondió todas el capitán Cafiero. Para Luis, que al decir de Cafiero sobrellevaba su suerte con aflicción, toda esperanza parecía entonces cifrada en la posibilidad de que el Amphitrite consiguiera otra vez la encomienda de ir a recoger salitre en Taltal, para que lo llevara de regreso a su pueblo. Quizás Cafiero tuvo la idea de publicitar su historia animado por la idea de que el capitán de algún otro barco, cuyo destido fuera Chile, decidiera tomar a Luis Albaro de pasajero y lo regresara a su patria.
No he podido encontrar ninguna referencia posterior sobre Luis Albaro. Llegué incluso a escribirle a la municipalidad de Taltal, para ver si conocían la historia y el modo en que terminó, pero nunca me respondieron. Todo lo que pude averiguar fue que el Amphitrite fue sacado de servicio en 1918, cuando los veleros se habían vuelto ya improductivos ante la introducción de los buques de vapor. Por esos mismos años, también, comenzó la decadencia económica de Taltal, al igual que la de todas las poblaciones que vivían de la producción de salitre, ya que laboratorios europeos habían aprendido para entonces a sintetizar el principio activo de este mineral.
Fuentes
- Asociación de Sordos de Chile, historia. http://www.asoch.cl/historia.php (vista el 05/05/07).
- Anales de la Universidad de Chile. 1858. Acuerdos del Consejo Universitario. http://www.anales.uchile.cl/1s/1858/Acuerdos_Cons_002.pdf (vista el 02/05/07)
- “Deaf‐Mute accidentaly stollen from a Chilian town by an Italian vessel”. En: The Silent Worker, 1905, Vol. 17, N° 10, pág. 160. (vista por última vez el 05/5/07) en el URL http://dspace.wrlc.org/view/ImgViewer?url=http://dspace.wrlc.org/doc/manifest/2041/3 4092
- Ilustre Municipalidad de Taltal. Historia. En: http://www.taltal.cl/ver.php?textoid=54 (vista el 03/05/07)
- Lloyd Austríaco. http://www.theshipslist.com/ships/lines/lloydaust.htm (visitada el 05 de mayo de 2007)
Apéndice
Texto original de la noticia sobre Luis Albaro:
Deaf‐Mute accidentaly stolen from a Chilian town by an Italian vessel.
San Francisco, Cal., Saturday. –On board the Italian ship Amphitrite, which is discharging cargo at Howard street wharf, is Luis Albaro, who boarded the ship fourteen month ago at Taltal, Chili, to take a nap. When he awoke tha Amphitrite was at sea. He has stayed with her ever since in the hope that some day she may return to the nitrate port.
Albaro is a deaf‐mute and was one of the public characters to Toltal (sic), where he involuntarily joined the ship. After leaving Toltal (sic) the Amphitrite sailed to Rotterdam. From there she went to Antwerp, where she loaded the cargo she is now discharging.
Luis is able to write his own name and a few phrases of Spanish. Beyond this only communication with his shipmates has been by signs. Captain Cafiero is taking good care of his afflicted guest, who still occupies in the forecastle the bunk he selected for his unfortunate nap. On his blue sweater “Seaman” is printed in big white letters, and Luis is said to be a handy man when he understand what is wanted of him. By his shipmates he is treated with some awe and gently shielded from the knocks which usually go with life in a forecastle. – N.Y. Herald
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