Por Alejandro Oviedo[1],
Berlín, 2007.
Sección: Artículos, cultura sorda.
Consideraciones teóricas
1.1. Los Sordos[2] alemanes como minoría lingüística y cultural
Este artículo presenta los resultados de un estudio lingüístico y etnográfico sobre los Sordos alemanes, a través de sus rituales de saludo y despedida. La comunidad Sorda alemana[3] está conformada por unas 80.000 personas con deficiencias auditivas cuya primera lengua es la Lengua de Señas Alemana, (Deutsche Gebärdensprache, a partir de ahora “DGS”) (cfr. Hase 1996).
La DGS posee características similares a las descritas en otras lenguas señadas (cfr. Keller 2002, Heßmann 2001). En diversas publicaciones, Sordos usuarios de DGS se consideran a sí mismos una minoría lingüística (cfr. Helbig 2006, Goldschmidt 2002 y Mally 1993), con una cultura propia que tiene varios siglos de historia (cfr. Hase 1996). Los estudios hechos sobre esta cultura establecen que
a)tiene como marca distintiva el uso de la DGS;
b)está determinada por el carácter mayormente visual de su percepción del mundo; y
c)es moldeada por la influencia de la cultura del entorno oyente (cfr. Heßmann y Weinmeister 2003).
No hay estudios previos dedicados al tema de los rituales de saludo y despedida de los Sordos alemanes. Este ensayo se inscribe en una reciente línea de estudios lingüísticos y etnológicos acerca de este grupo humano, y las conclusiones a que arriba son particularmente aplicables a la enseñanza formal de la lengua y la cultura del colectivo estudiado.
Los datos analizados se obtuvieron en la ciudad de Berlín, pero se consideran, en principio, representativos de todo el país.
1.2. Los rituales de saludo y despedida
Los saludos y las despedidas pueden describirse como rituales (Turner 1989), ya que se trata de acciones reguladas socialmente, con una función específica (evitar o disminuir los conflictos causados por la interacción social – cfr. Brown y Levinson 1987, Hall 1976), que se valen de un determinado número de reglas y de símbolos de dominio colectivo.
1.3. Territorio y distancias
Cada quien considera el espacio que lo rodea como un territorio propio, donde se distinguen áreas o distancias, cuyos límites deben ser respetados por los demás. Las distancias son definidas culturalmente. Dentro de una misma cultura, la interacción en esas distancias es determinada por factores tales como el tipo de relación entre dos individuos, sus experiencias, su jerarquía dentro del grupo o la situación específica donde se encuentren.
La relación establecida entre dos personas determina que puedan ingresar a una cierta distancia y permanecer en ella sin ocasionar conflictos. E.T. Hall (1976:112‐ 128) define cuatro tipos de distancias en un estudio realizado con personas blancas estadounidenses, pero aplicables también a culturas del norte de Europa. La primera de ellas, la distancia íntima, se extiende desde el cuerpo de una persona hasta una distancia de aproximadamente 30 centímetros. En ella se permite el ingreso y la permanencia de personas con las que se mantienen relaciones amorosas, además de los contactos entre padres e hijos. Al terminar esta comienza la distancia personal, donde se permite el ingreso y la permanencia de personas con las que se mantienen relaciones de amistad. Esa distancia se extiende desde el final de la íntima hasta unos 1,3 metros del cuerpo. Luego se extiende la distancia social, donde se interactúa con las personas con las cuales se mantienen relaciones de intercambio social [conocidos, colegas, clientes, etc.]. Esa zona se extiende hasta unos 2,5 metros del cuerpo. Por último, más allá de este último límite, se define la distancia pública, hasta unos 7 metros del cuerpo, espacio donde se interactúa con personas que no se conoce y con las cuales debe compartirse un espacio colectivo.
Las distancias, y el tipo de relaciones interpersonales que se ubican en ellas, varían interculturalmente. Así, mientras en una cultura como la alemana oyente es típico que se mantenga una estricta separación entre amigos (Freunde) y conocidos (Bekannte), que asigna a los primeros la interacción en la distancia personal y a los segundos en la social (Hall y Hall 1990), entre los Sordos de Estados Unidos se establece el criterio de administrar el uso de esas distancias a partir de las dicotomías “señante/no señante” o “Sordo/no Sordo”. Por eso, mientras un alemán oyente no encontraría aceptable que una persona a la cual no ha reconocido como amigo ingrese a su distancia personal, y permanezca en ella mientras ambos conversan, un Sordo estadounidense puede aceptar que a esa distancia ingresen y permanezcan todos los Sordos o los señantes que conoce, independientemente del tipo de relación personal que tenga con ellos (Mindess 1999).
1.4. Estudios sobre los rituales de saludo y despedida en comunidades Sordas
Los únicos estudios específicos realizados sobre los rituales de saludo y despedida en comunidades Sordas son los de S. Hall (1983) y A. Mindess (1999) en Estados Unidos. Ambas autoras usan la palabra “ritual” en sus trabajos, y basan sus descripciones en una comparación con los correspondientes rituales de los estadounidenses oyentes. Ambas reportan que los saludos de los Sordos son típicamente más cortos y sus despedidas más largas que los de los oyentes. Los Sordos se abrazan más intensa y frecuentemente que los oyentes. Los Sordos eligen el abrazo para saludar y despedirse en casos en que los oyentes elegirían estrechar las manos de sus interlocutores. Los Sordos de Estados Unidos, en sus rituales de saludo y despedida, evidencian seguir dos rasgos típicos de su cultura: el cultivo de la unidad del grupo y la prioridad dada al intercambio de información.
2. Metodología
2.1. El autor
El autor es oyente, latinoamericano, y vive en Alemania desde hace varios años. Antes de iniciar el estudio, y a lo largo de él, hizo cursos para mejorar su conocimiento de la DGS, cuyo aprendizaje había iniciado años antes. Durante la investigación interactuó con los informantes Sordos mayormente en DGS, aunque también en alemán escrito (correos electrónicos), hablado y señado[4].
2.2. Objetivo del estudio
El estudio describe los rituales de saludo y despedida de los Sordos berlineses, dando respuesta a tres preguntas:
¿Cuáles son los signos (lingüísticos y gestuales) utilizados en esos rituales, y cuáles sus reglas de uso?;
¿Pueden definirse etapas o fases en los rituales? Y en caso afirmativo, ¿cuáles son esas fases?
¿Qué factores determinan la forma de esos rituales?
2.3. Fuentes de datos
Fueron dos: notas de campo tomadas en diez meses de observación participante (ver Geertz 1973) y 1 encuesta hecha a 58 personas Sordas acerca de sus rituales de saludo y despedida.
Observación participante:
A lo largo de 2006, el autor realizó observaciones en distintos entornos sociales de personas Sordas en Berlín, donde pudiera no solamente observar la interacción de otras personas, sino además conocer circunstancias sobre el tipo de relaciones existentes entre ellas, la frecuencia de sus encuentros, etc. Los lugares principales de observación fueron un departamento universitario dedicado a la enseñanza de la DGS, un café administrado por Sordos, una escuela privada de DGS y la Asociación de Sordos de Berlín (Gehörlosenzentrum). Además se realizaron observaciones en dos centros educativos para niños sordos.
La encuesta:
Indagó sobre las percepciones de los informantes Sordos acerca de sus propios rituales de saludo y despedida. Fue diseñada en octubre de 2006 y aplicada en los dos meses siguientes, con los datos de ocho meses previos de observación participante, en los que se determinó cuáles eran los gestos usuales y las situaciones típicas de estos rituales. La encuesta contenía los siguientes ítemes:
Información personal (incluía datos sobre el tipo de sordera y el entorno de señas del informante);
17 preguntas: Las preguntas 1‐12 ubicaban a los informantes en situaciones imaginarias donde saludaban o se despedían de alguien, y se les pedía que señalaran cuáles gestos o fórmulas lingüísticas usarían en esa situación; la pregunta 13 proponía una situación en la que un desconocido, tras una larga y amena conversación, se despedía del informante con un abrazo. Los informantes debían caracterizar su impresión ante ese gesto, entre una lista de combinaciones de las variables “agradable/desagradable” y “normal/sorpresivo”; finalmente, las preguntas 14‐17 indagaban acerca de las percepciones de los informantes en relación con la influencia de la edad, el género u otros factores sociales en los rituales descritos.
La muestra incluyó informantes de cinco grupos generacionales: Grupo 1: menores de 17 años
- Grupo 2: entre 18 y 29 años
- Grupo 3: entre 30 y 45 años
- Grupo 4: entre 46 y 64 años
- Grupo 5: mayores de 65 años
En cada situación se incluyeron variables como género de los participantes, tipo de relación entre ellos, ambiente (formal o informal) y tiempo transcurrido o por transcurrir entre dos encuentros. Se propusieron cuatro ambientes diferentes para los rituales:
- Un espacio social cotidiano (asociación de Sordos, escuela, etc.);
- En un aeropuerto, recibiendo a alguien tras un largo viaje o despidiéndolo antes de comenzarlo;
- En una oficina pública (ante alguien que sabía DGS);
- En la casa
En cada situación se debía indicar las frases y los gestos que se usarían para saludar o despedirse. Las frases debían ser escritas en una línea destinada para ello, y los gestos, escogidos entre una lista de nueve que se ilustraban en cada pregunta. Si el informante consideraba que podría recurrir a algún gesto no ilustrado en la lista, podía indicarlo en un espacio destinado para ello. Aunque algunos informantes prefirieron responderlas solos, la mayoría de las encuestas fueron llenadas directamente por el investigador en situación de entrevista. Los datos de las encuestas no fueron sometidos a análisis que permitieran establecer relaciones múltiples entre las variables consideradas. Se determinaron sólo medias simples para el uso de los gestos en cada situación, y esto se expresa en términos porcentuales. En el caso de la frecuencia de aparición de los gestos se calculó un índice (número de ocurrencias entre el número de informantes), que se representa más adelante en algunos gráficos.
3. Análisis de los datos
3.1. Inventario de gestos de saludo y despedida
En el discurso de las lenguas de señas debe hacerse distinción entre la información codificada lingüísticamente (unidades léxicas) y la información codificada a través de gestos Ambas pueden ser codificadas simultáneamente, a través del mismo canal (visual y corporal). Esta distinción se hace indispensable aquí, pues en los rituales de saludo y despedida ambos tipos de unidades se entremezclan de modo sistemático. Este artículo va a seguir esa distinción al diferenciar entre los gestos y las frases o señas usadas en los rituales de saludo y despedida de los Sordos berlineses. En sus rituales de saludo y despedida, los Sordos de Berlín tienen un inventario de gestos que es similar al usado por los oyentes del país, y asimismo usan señas que son funcionalmente equivalentes a las palabras y frases en alemán hablado usadas por los oyentes. Como se afirmó antes, hacer esta distinción se hace necesario, ya que en el discurso de los Sordos ambos tipos de señales aparecen codificadas y se perciben por el mismo canal visual corporal.
3.1.1. La distinción entre gestos y unidades lingüísticas en una lengua de señas
En el discurso señado los gestos[5] son codificados por el mismo canal que codifica los signos lingüísticos (señas), lo que dificulta una clara distinción entre unos y otros (cfr. Oviedo, 2004). Para distinguirlos aquí se siguieron dos criterios[6] propuestos por Johnston y Schembri 1999, según los cuales las señas se distinguen de los gestos en que tienen:
- al menos parcialmente, significados definidos por convención; y
- una estructura léxica/fonológica plenamente especificada por la lengua.
3.1.2. Inventario de los gestos usados por los informantes en los rituales de saludo y despedida
Según los dos criterios anteriores, se distinguieron los mismos
11 gestos básicos en ambos rituales. No se observaron gestos usados exclusivamente en los saludos o exclusivamente en las despedidas. Todos los gestos observados aparentemente forman parte de un inventario común a las culturas europeas, que ha sido en parte descrito por estudios previos (cfr. Hall y Hall 1990, Guiraud 1980, Birdwhistell 1979).
Gesto 1. Contacto de mirada: La mirada de cada participante se dirige a los ojos del otro, y se mantiene allí. Este es el primer gesto en cualquier ritual de saludo, y usualmente el último que aparece en las despedidas. En los léxicos de DGS no ha sido registrada ninguna seña para nombrarlo.
Gesto 2. Sonrisa: Los informantes consideran este gesto como manifestación de la alegría sentida al encontrarse con el otro (el valor que se le atribuye en los estudios especializados ‐ Ekman 2003). En DGS, este gesto es denominado con la seña SONREIR/SONRISA (LÄCHELN[7]). Según las encuestas, los hombres Sordos declaran sonreír más que las mujeres (89,6% frente a 70,6%).
Gesto 3. Levantar la cara: Una breve inclinación de la cabeza hacia atrás, que adelanta la barbilla. Se acompaña siempre por el contacto de mirada, y casi nunca por la sonrisa. Aparece sólo entre los miembros del grupo de edad 1. No hay en la DGS una seña para este gesto. Los informantes le atribuyeron un significado similar al que le dan estudios especializados: como señal de altivez, orgullo, superioridad o incluso desprecio (cfr. Guiraud 1980).
Gesto 4. Inclinar la cara: Gesto opuesto al anterior. La cabeza se inclina, de modo que la frente se adelanta. A veces lo acompaña el contacto de mirada, a veces se mira hacia abajo. Según los informantes es una muestra de respeto o amabilidad hacia el otro. Para Guiraud (1980), el gesto indica sumisión o humillación. En conformidad con ello, el gesto es común al saludar o despedirse de quien es visto en una jerarquía superior a la propia. No hay registrada ninguna seña para este gesto. Los hombres lo usan más que las mujeres. En el grupo 1 apenas se reporta su uso, y los informantes del grupo 3 son quienes más lo usan.
Gesto 5. Extender la mano abierta hacia el interlocutor (WINKEN): Tiene algunas variantes. En todas ellas, la mano se extiende mostrándole la palma al interlocutor, con todos los dedos extendidos hacia arriba. En las distintas variantes la mano puede agitarse en el eje cubital/radial, o cerrar y abrir varias veces los dedos en la primera articulación. Suele ir acompañado del contacto de mirada y de la sonrisa. Ningún informante le atribuyó un significado particular. Se designa con la seña “Extender la mano hacia alguien” (WINKEN). Los estudios lo describen como señal de que no se tiene intención de agredir, pues se le muestra al otro la mano abierta y alejada de toda arma (cfr. Guiraud 1980). Este gesto se diferencia, como se verá luego, de las señas HOLA (HALLO) y ADIOS (TSCHÜß). Las hombres lo usan más que las mujeres, y los informantes del grupo 5 menos que el resto. Este gesto es el más frecuente de los reportados en las encuestas. Es, junto a darse la mano, el gesto de saludo o despedida por antonomasia. Por ello, las dos señas que en DGS significan “saludo” o “despedida” usan como matriz manual alguno de ambos gestos.
Gesto 6. Darse la mano: Gesto denominado con la seña DARSE‐LA‐MANO (HÄNDESCHÜTTELN). Siempre va acompañado de contacto de mirada. Con excepción del grupo 1 y los varones del grupo 2, la forma usada por los informantes es la siguiente: los participantes se extienden mutuamente una mano abierta a la altura del abdomen. Al tocarse las palmas, los dedos se cierran sobre la mano del otro, apretando toda la zona metacarpiana, y la sacuden verticalmente una o varias veces antes de separarse. Algunos informantes insistieron en que es importante apretar fuerte la mano del otro, o se verá en el saludo debilidad de carácter o desinterés. Los informantes más jóvenes acostumbran darse la mano de otras formas, muchas de ellas tomadas del sociolecto gestual del underground norteamericano. Por razones de espacio, no se las describirá aquí. Sus usuarios consideran anticuado o aburrido el estrechar las manos como los mayores. Cuando el autor saludó a muchachos, sin embargo, usaron con él la variante correspondiente a los adultos. Los hombres afirman usar este gesto más frecuentemente que las mujeres, y las diferencias entre los grupos de edades son marcadas. Quienes reportan usarlo menos son los miembros de los grupos 1 y 5. Preguntados al respecto, declararon que este gesto se reserva para los amigos, y que debe evitarse el contacto físico con quienes no forman parte del círculo personal.
Gesto 7. Palmada: Consiste en golpear, una o varias veces con distinta intensidad, una parte del cuerpo del otro (mejilla, hombros, costados, brazo y espalda) con la palma de la mano. No hay registrada una seña en DGS para este gesto. Ningún informante declaró usar este gesto en las encuestas, pero su uso se observó en situaciones reales. La palmada aparece mayormente entre hombres, y se limita a los saludos o despedidas entre amigos o personas muy allegadas. Aparece combinada con el abrazo (palmadas en la espalda), pero puede aparecer también sola.
Gesto 8. Apretón: La mano toca con la palma alguna zona del cuerpo del interlocutor (las señaladas en el gesto 7) y se cierra sobre ella, apretándola. No se ha registrado una seña para este gesto. Ningún informante declaró usar este gesto en las encuestas, pero su uso se observó en situaciones reales. Como en el gesto anterior, fue observada casi exclusivamente entre personas que tienen una relación muy cercana.
Gesto 9. Beso: Posee distintas variantes. En todas, quien besa se acerca, con los labios abocinados y tensos, al otro, hasta que las caras se tocan, y cuando esto ocurre, los labios se relajan produciendo un chasquido. En la variante más común los labios se posan sobre la mejilla de la otra persona. Hay otra variante en la cual la boca de quien besa no toca la mejilla de la otra persona, sino que ambas mejillas se tocan y entonces “se besa el aire”. En ambas varía el número de repeticiones del esquema básico (usualmente 1, 2 y 3 veces). Una tercera variante es el “beso en los labios” (Mundkuss), típico del saludo y la despedida entre parejas, pero que también fue visto entre mujeres de los grupos de edades 1 y 2, como saludo entre amigas. El beso, en general, no es usado entre hombres que no pertenecen a la misma familia, aunque puede ocurrir ocasionalmente entre dos varones amigos [8].
Para varios informantes, el saludo más típico entre amigos son los tres besos. Para otros, el número de besos entre personas del mismo círculo social aumenta en relación con la intensidad de cada situación. Dar más de tres besos se reserva a momentos muy emocionantes, como en la despedida de quien se ausenta por largo tiempo. Otros informantes declararon que el beso como parte del ritual de saludo o despedida entre los Sordos oriundos de Berlín oriental es relativamente nuevo, y que fue una costumbre traida por los alemanes occidentales después de la reunificación del país, a partir de 1990. En DGS se nombra el gesto con la seña BESO/BESAR (KUSS/KÜSSEN). Las mujeres besan más que los hombres, en todos los grupos de edad.
Gesto 10. Contacto de mejillas: Los participantes se aproximan uno al otro, inclinándose hasta que sus mejillas (o sus parietales) se toquen, y permanecen en contacto un momento. En este gesto no hay movimiento de los labios: por eso se lo distingue del beso “en el aire”. Este gesto se observó sólo entre Sordos de los grupos de edad 1 y 5, y en ellos, casi siempre entre varones. El contacto de mejillas va acompañado siempre del darse la mano: primero se estrechan las manos, y apoyándose en ellas se acercan y juntan las mejillas. Las manos permanecen unidas mientras tanto. Entre los jóvenes, el contacto de mejillas es muy breve, o puede consistir en sólo un acercamiento. Entre los ancianos el contacto puede ser largo, cuando se trata de personas con una relación muy cercana. En este grupo, también, puede ocurrir que la mano libre se coloque sobre el hombro o el brazo de la otra persona. No hay una seña registrada para este gesto en DGS.
Gesto 11. Abrazo: Tiene muchas variantes, independientes de la edad o el género. Todas comparten el rodear a la otra persona con uno o ambos brazos, lo que acerca los cuerpos de ambas. En una de sus variantes, las manos de una persona se posan sobre los brazos de la otra, y la acercan a sí. En otra, con uno o ambos brazos se rodea a la otra persona, y se la atrae hacia sí, de modo que las manos tocan la espalda de la otra persona. En esta forma, las manos pueden permanecer inmóviles sobre la espalda del otro, darle palmadas o frotarla con las palmas en movimientos verticales o circulares. La palma de la mano de una persona puede descansar sobre la nuca de la otra. El grado de acercamiento de los cuerpos varía, de modo que en algunos casos hay contacto completo entre las zonas toráxicas y abdominales, mientras que en otros el contacto se limita a la parte superior del cuerpo (en forma de “V” invertida). En otras variantes una persona rodea el cuerpo de la otra con un solo brazo, estando ambas personas mirando en la misma dirección, de modo que se acercan solamente por los costados. Todas las variantes se nombran en DGS como ABRAZO/ABRAZAR (UMARMUNG/UMARMEN).
El uso de las prótesis auditivas lleva a frecuentes confusiones al momento de abrazar. Cuando no incluye beso (situación común entre hombres) el abrazo implica también un acercamiento de las mejillas. Este acercamiento suele realizarse de tal modo que son siempre las mejillas derechas las que se tocan o acercan. Pero si alguien lleva una prótesis auditiva en ese lado, tratará siempre de acercar su mejilla izquierda. Y es también posible que la otra persona lleve del lado izquierdo una prótesis. Esto lleva a una serie de dudas y tanteos, que terminarán por un abrazo con acercamiento pero sin contacto de mejillas, en cualquiera de los lados del cuerpo.
3.1.3. Algunas observaciones sobre las tendencias observadas en las encuestas en relación con el uso de los gestos
Como se afirmó antes, no se hace aquí un análisis estadístico complejo de los datos de las encuestas. En las medias simples y los índices de uso, sin embargo, se definen algunas tendencias que es interesante mencionar. Una de ellas es que las mujeres tienden a usar, más que los hombres, los gestos que implican tocar a sus interlocutores. Los grupos 1 y 5 son los que menos usan gestos de contacto físico en sus saludos o despedidas:
Gráfico 1, gestos de contacto físico con el interlocutor (dar la mano, beso y abrazo) , por grupos de edad:
Esas tendencias son aún más claras y válidas para todos los grupos de edad si se considera sólo el uso del beso y el abrazo, gestos que implican ingresar a la distancia íntima del interlocutor. Gráfico 2. Gestos que implican ingreso a la distancia íntima (beso y abrazo), por grupos de edad:
Otra tendencia es que los saludos de los hombres, si se considera el volumen de gestos que no implican tocar el cuerpo del interlocutor, resultan más expresivos que los de las mujeres (pues tienden a sonreír, a inclinar la cara o a hacer WINKEN más frecuentemente que las mujeres). Sólo en el grupo de edad 4 no se observa esta tendencia. Gráfico 3. Gestos que no implican contacto corporal, por grupos de edad:
Por último, los grupos 1 y 5 son los menos expresivos, en el sentido de que son en los que menos se reporta el uso de gestos para acompañar los saludos o las despedidas. Gráfico 4. Todos los gestos usados, por grupos de edad
3.2. El vocabulario que refiere a los rituales
Los léxicos de DGS (Beecken et al. 2002a y 2002b, Maisch y Wisch 1987) registran varias señas que nombran los rituales de saludo y despedida. Los rituales mismos son referidos con varias señas diferentes. Dos de ellas se basan en los rasgos manuales de la seña DARSE‐LA‐MANO y el gesto “extender la mano hacia alguien”: si se mueven los labios articulando la palabra alemana begrüßen (“saludo”) se tiene la seña SALUDO/SALUDAR (BEGRÜßUNG/BEGRÜßEN); y si se mueven articulando la palabra verabschieden (“despedida”) se produce la seña DESPEDIDA/DESPEDIRSE (VERABSCHIEDUNG/SICH‐VERABSCHIEDEN). Otra versión de SALUDO/SALUDAR se articula con los mismos rasgos manuales de la seña GRACIAS (DANKE) acompañada de los labios articulando la palabra Begrüßung[9] Los rituales pueden ser también referidos articulando sucesivamente las señas HOLA y ADIOS en lugares diferentes del espacio. Otra seña muy relacionada con los rituales descritos es la glosada como AMABLE/CORTES (HÖFLICH): esos rituales son considerados por los informantes como una parte esencial de la cortesía en las relaciones interpersonales.
3.3. El vocabulario y frases usados en los rituales de saludo
En los saludos se registraron las siguientes señas y frases señadas, todas ellas préstamos del alemán (en las frases, el uso de las señas glosadas entre paréntesis es potestativo). :
HOLA (HALLO): La palma de la mano abierta se coloca a la altura de la cara de quien se saluda, y se mueve en el eje radial‐cubital varias veces. Los labios se mueven como articulando la palabra alemana Hallo. Esta seña es usualmente la primera en aparecer en un saludo. Debe distinguirse del gesto “extender la mano hacia alguien” (WINKEN), debido a los siguientes rasgos: WINKEN no tiene un esquema prefijado de movimiento de los labios asignado, mientras que HOLA sí; HOLA se articula en una altura determinada fonológicamente (la cara del saludado), el gesto no; En HOLA el movimiento de la mano es potestativo; en WINKEN es obligatorio. El gesto es propio de situaciones en las que la persona saludada está lejos de quien saluda. En tales casos, su función es llamar la atención del otro. Equivale, en forma y función, al usado por los alemanes oyentes para acompañar sus saludos.
BIEN/BUENO (GUT): La seña va siempre acompañada de actividad de los labios (en ocasiones, se protruyen cerrados, como en el beso[10]; en otras, se mueven como articulando la palabra gut). Puede aparecer en forma de pregunta(5): BIEN? (“¿estás bien?”) o de respuesta: BIEN! (“¡estoy bien!”). La seña se dirige a la altura del pecho de la persona a la cual se saluda.
(BUEN/BONITO)[11] +DIA (GUT/SCHÖN+TAG), /+MAÑANA (MORGEN,FRÜH), /+NOCHE (ABEND): Frases formadas por las señas BUEN o BONITO más la seña que nombra una parte del día, que puede ser DIA (TAG, mientras dura la jornada de trabajo), MAÑANA (MORGEN o FRÜH y TARDES, NOCHE (ABEND). Los informantes del grupo 5 suelen usar, en lugar de BIEN o BONITO, otra seña con los mismos rasgos manuales de GRACIAS, pero con los labios articulando la palabra gute (“buena”). Cuando la primera seña se elide y solamente se articula la segunda (DIA, TARDES, etc.) los labios se mueven como pronunciando la frase completa. Estas frases se usan también en las despedidas.
COMO‐(TE)VA? (WIE‐GEHT ́S(DIR)?): Sólo se dirige a personas que ya se conoce. La mano se dirige al pecho de la persona a la que se pregunta. Los labios forman la frase wie geht ́s dir?. La seña puede modificarse en su parte final para preguntar a varias personas presentes cómo les va: la mano activa, en el segmento final, se mueve describiendo un círculo horizontal hacia las personas a quienes se pregunta. Se responde con GRACIAS, BIEN! o con BIEN!.
(CORDIALMENTE)+ BIENVENIDO ((HERZLICH) + WILLKOMMEN): Saludo muy formal.
MUCHO‐TIEMPO‐SIN‐VERSE (LANGE+NICHT‐SEHEN): Saludo para una persona a la que no se ha encontrado en mucho tiempo.
BONITO + VER (SCHÖN+SEHEN): El verbo VER termina en dirección a la cara de la persona saludada. Puede usarse también como despedida, en el sentido de “fue bonito ver(te)”.
DISCULPAS (ENTSCHULDIGUNG): Se usa, como saludo, sólo cuando se está frente a alguien que no se conoce y a quien se precisa interrumpir.
FELIZ+FIESTA (FROH + FEST), /+NAVIDAD (WEICHNACHTEN), /+PASCUA (OSTERN), / +AÑO NUEVO (+NEU+JAHR), etc.: En vísperas de las fiestas tradicionales alemanas, los Sordos se saludan con frases alusivas. FELIZ+FIESTA es de uso general, para todas las festividades. Al ser saludado con esas frases, lo usual es responder del mismo modo: FELIZ PASCUA, ‐GRACIAS, FELIZ PASCUA. FELIZ puede ser sustituido con BIEN.
3.4. Vocabulario y frases usados en los rituales de despedida
En las despedidas son usuales las siguientes frases y señas:
ADIOS (TSCHÜß): Esta seña, la más usual de las usadas como frase de despedida, difiere de HOLA únicamente en el movimiento realizado por los labios, que en ADIOS forman la palabra alemana Tschüß (“adiós”).
HASTA+VERSE‐OTRA‐VEZ ((AUF) + WIEDERSEHEN): Se usa en situaciones formales o entre personas que no se conocen mucho. Los informantes del grupo de edad 5 también la usan entre amigos.
EN‐ALGUN‐MOMENTO + VERSE‐OTRA‐VEZ, ENCONTRARSE (IRGENDWANN +WIEDERSEHEN, /+TREFFEN): Propia de despedidas entre quienes se acaban de conocer.
BUEN/BONITO +SEMANA+FIN, /+DOMINGO (GUT/SCHÖN+WOCHE+ENDE, +SONNTAG), etc.
BIS‐BALD (“hasta pronto”): Cuando se espera reencontrar al otro en un tiempo breve pero no determinado.
BIS+MORGEN (“hasta mañana”), BIS+MONTAG (“hasta el lunes”), BIS+NÄCHSTE+WOCHE (“hasta la semana próxima”, etc.).
3.5. Descripción del ritual de saludo
Los saludos tienen lugar cuando dos personas A y B se encuentran y se aproximan al territorio de la otra. Según las observaciones realizadas, la forma del ritual de saludo es determinado por las siguientes variables:
- Tipo de relación personal entre A y B
- Tiempo transcurrido desde el último encuentro entre ellas
- Edad y género de A y B
Adaptándose a esas variables, el saludo sigue la siguiente serie de cuatro fases:
Fase 1. Se establece el contacto: A se acerca a B. El saludo comienza siempre con el gesto de establecer contacto de mirada. Hasta aquí son idénticos todos los saludos. Una vez establecido el contacto comienzan las diferencias debidas a las variables señaladas arriba:
Fase 1 según el tipo de relación personal entre A y B: se definieron 4 tipos de relaciones en el análisis: amigos (FREUNDE[12]), familiares (FAMILIE[13]), conocidos (BEKANNTE[14]) y desconocidos (NICHT‐BEKANNTE). Una vez establecido el contacto de mirada, este se mantiene hasta que las dos personas están dentro de la distancia propia para la interacción según el tipo de relación que mantienen: distancia personal para amigos, familiares y conocidos; y social para desconocidos. En la mayoría de los casos observados, el contacto de mirada fue seguido por la sonrisa, que se mantenía también hasta el fin del saludo. La sonrisa podía no aparecer en los saludos a desconocidos. Entre informantes del grupo 1 del mismo género se observó el gesto “levantar la cabeza” combinado con el contacto de mirada en esta fase del saludo. Otro gesto común en este momento del ritual es WINKEN, si las personas se conocen. La articulación de este grupo de gestos puede iniciarse en las distancias pública o social, dependiendo de cuándo se establezca el contacto de mirada. En ocasiones, ya en este momento del ritual alguno de los participantes articuló la seña HALLO. Lo común, sin embargo, era que las fórmulas de saludo aparecieran cuando A y B estaban entrando a las distancias de interacción respectivas.
Si A y B ocupan distintas jerarquías (el caso representado cuando A entraba a la oficina de B a pedir una información), lo usual es que B no establezca contacto de mirada con A hasta que A esté al borde de su espacio personal, el cual suele estár definido físicamente por un mueble o un mostrador. Entonces A recurrirá al WINKEN y a la sonrisa en mucha mayor proporción que en los casos anteriores: 74,5% de los informantes dijeron sonreír aquí. Y el WINKEN se reportó entonces en 68% de los hombres y 54% de las mujeres. El gesto más común de saludo en tal situación será inclinar la cara: 80% de los informantes.
Fase 1 según el tiempo transcurrido desde el último encuentro entre A y B: cuando ha transcurrido menos de un día entre encuentros, lo usual es que amigos o conocidos no realicen ningún ritual aparente de saludo, sino que al encontrarse comiencen a conversar. Excepción a esto la constituyen los jóvenes escolares (grupo 1) cuando tienen una relación de amistad. Cuando han transcurrido varios días desde el último encuentro, el ritual tiene lugar en todos los grupos de edad, de modo diferenciado según el tipo de relación. Esas diferencias, que se describen en las fases 2 y 3, se hacen menos marcadas cuando el tiempo transcurrido es mayor, lo que hace los saludos más intensos y complejos.
Fase 1 según la edad y el género de los participantes: En general, los hombres tienden a ser más expresivos que las mujeres en esta fase inicial. Luego del contacto de mirada, las sonrisas entre amigos aparecen reportadas por los hombres en una proporción de 84%, frente 70% de las mujeres; entre conocidos, esa cifra es de 76% para los hombres y 45% para las mujeres. Si se saluda a un desconocido, la sonrisa es escogida por 55% de los informantes de ambos sexos. Los hombres tienden también a usar más que las mujeres el gesto “extender la mano hacia el interlocutor” (WINKEN): 60% (hombres) frente 43% (mujeres) con amigos; y 74% (hombres) frente a 57% (mujeres) con conocidos. Cuando se saluda a desconocidos, sin embargo, el WINKEN aparece más usado por las mujeres (55%) que por los hombres (41%)
Hay importantes diferencias entre los grupos de edad, en este punto del ritual. Cuando se trata del saludo a amigos y otras personas cercanas, los grupos 1 al 4 afirman sonreír con mucha frecuencia (una cifra cercana al 77%), mientras en el caso del grupo 5, esa cifra es de 44%. Lo mismo ocurre en el caso del gesto WINKEN. Mientras los primeros 4 grupos de edad declaran usarlo en cerca de 54% de los casos, eso corresponde apenas al 28% en el grupo de los ancianos. Cuando se trata de saludos a conocidos o personas con las que no se tiene una relación cercana, esas cifras cambian. Entonces, mientras los grupos de edad 2‐5 afirman sonreír (media de 75%) y hacer WINKEN (media de 74%) en estos saludos, los muchachos del grupo 1 declaran hacerlo sólo en 27% para las sonrisas y 31% para el WINKEN.
Fase 2. Ingreso a las distancias respectivas e intercambio de fórmulas de saludo: Los gestos de la fase 1 se ejecutan mientras A y B se acercan el uno al otro, o mientras A se acerca a B. Esto también depende de las variables. Esta fase del ritual es muy breve. En general, una vez alcanzada la distancia adecuada se inicia un breve intercambio de fórmulas de saludo, usualmente HALLO o frases que hacen referencia a la hora del día, como GUT+TAG. En el caso descrito como de diferente jerarquía, en la oficina, es común que B no responda a la frase de saludo de A, sino que espere que éste declare el motivo de su acercamiento. Entre los miembros de la familia, usualmente oyentes no señantes, una mayoría de los informantes declaró saludar en alemán hablado.
Si entre A y B existe una relación previa pasarán inmediatamente a la fase 3. Pero si son desconocidos terminará aquí el ritual de saludo, y establecerán una conversación basada en el motivo que los llevó a establecer el contacto. En el caso de desconocidos que se saludan en una circunstancia donde no media una diferencia de jerarquía, este diálogo suele comenzar con preguntas sobre el estatus auditivo del otro (como GEHÖRLOS DU? –“¿eres sordo?”) o sobre el motivo de encontrarse en ese lugar.
Fase 3. Gestos de contacto corporal: Ya dentro de la distancia personal, A y B continúan el ritual con algún gesto de contacto corporal, que los puede llevar a ocupar por un momento la distancia íntima del otro. Las variantes son:
Fase 3 según el tipo de relación personal entre A y B: si A y B se conocen, y ha transcurrido desde el último encuentro el tiempo mínimo mencionado antes, lo usual es que articulen una serie de gestos contactos corporales que pueden iniciarse con darse la mano. Este gesto es más común entre conocidos (55%), que entre amigos (44,5%) o familiares (28%). Si A y B no se conocen, pero deben abordarse por algún motivo, el gesto de dar la mano es relativamente muy usado si entre ellos no median diferencias de jerarquía, como ocurre en los espacios sociales de la asociación, por ejemplo. En tal caso, 52,5% de los informantes declararon saludar con este gesto a los desconocidos. Pero en el caso de saludos a desconocidos con quienes se establece una situación mediada por la jerarquía, el estrechar la mano disminuye considerablemente: sólo 38,5% de los informantes dice dar la mano entonces.
El abrazo entre amigos, gesto que significa el ingreso momentáneo a la distancia íntima del otro, puede ocurrir, según las encuestas, en una proporción de 63,3% de los casos. Entre familiares, esta proporción se reduce a 51%, y entre conocidos, a 19,5%. El beso se declara en 53,7% entre amigos, 46% entre familiares y 15,3% entre conocidos. Otros gestos de saludo que implican contacto corporal, tales como la palmada o el apretón, aparecen sólo entre amigos varones, e incluso entonces no son muy frecuentes.
Fase 3 según el tiempo transcurrido desde el último encuentro entre A y B: como ya se indicó, cuando A y B se han encontrado por última vez hace menos de un día, lo usual es que no realicen el ritual de saludo. Cuando este tiempo es más largo (uno o varios días) los amigos y los conocidos se saludarán ingresando al espacio personal del otro con gestos de contacto corporal. Los amigos se darán la mano, y/o compartirán abrazos (con o sin besos). Los conocidos suelen limitarse a darse la mano. Cuando el tiempo transcurrido es mayor (el caso de personas que se encuentran después de un largo viaje), es común que los conocidos sean saludados con gestos similares a los usados para saludar a los amigos.
Fase 3 según la edad y el género de los participantes: En general, las mujeres declaran dar la mano mucho menos que los hombres (37,8% frente a 64,5% de los hombres). Y los hombres usan este gesto más si sus interlocutores son mujeres (76%) que si son otros hombres (60%). El abrazo aparece más frecuentemente entre mujeres (46,5%) que entre hombres (33%). La variación de género es todavía más determinante en el caso del beso: mientras 51,8% de las mujeres declararon usarlo, sólo lo hicieron 18,4% de los hombres (y en este último caso, con excepción de lo declarado por un informante, los besos se dan exclusivamente a mujeres). Las mujeres, por su parte, afirman besar más si su interlocutor es un amigo varón (75%) que si es otra mujer (66%). Dentro de la familia, 32% de los hombres y 60% de las mujeres declara saludar con besos, independientemente del género de la persona saludada. Los besos se repiten usualmente 2 ó 3 veces. Un único beso fue declarado por los informantes sólo como parte del saludo a familiares. Los grupos de edad 3 y 4 resultan, en cuanto al uso general de gestos, los más expresivos, y los grupos 1 y 5, los más parcos. Así, por ejemplo, mientras que los miembros de los grupos 3 y 4 afirman, casi en 100% de los casos, que abrazan a sus amigos para saludarlos en la cotidianidad, eso es sostenido sólo por 43% de los informantes del grupo 1 y por 30% de los del grupo 5. En el saludo a conocidos, mientras cerca del 88% de los miembros de los grupos 2,3 y 4 afirman extenderle al otro la mano, esas cifras se reducen a 26% en el grupo 1 y a 62% en el grupo 5. Consultados al respecto, los ancianos opinaban que el contacto físico debía restringirse, como una muestra de buena educación, a los muy allegados (e incluso entonces prefieren limitar ese contacto al darse la mano). Los muchachos opinan que tocarse mucho en los saludos es cosa de gente mayor, y por eso lo evitan. Todas estas cifras y opiniones son aplicables también a las despedidas.
Fase 4. Intercambio de fórmulas de saludo: Cuando se han realizado los gestos de la fase anterior, lo común es que A y B se alejen uno o dos pasos y se ubiquen en el límite de la distancia personal, o incluso más allá, para realizar diálogos cortos compuestos exclusivamente por las fórmulas establecidas de saludo. El alejamiento físico referido es explicado como una necesidad impuesta por el carácter visual de la comunicación señada, que dificulta si los interlocutores están muy cerca uno del otro. La fase 4 cierra el ritual de saludo entre A y B, y es regularmente seguida por una conversación. Según lo observado, la tendencia es a que, luego de un corto intercambio de frases fijas, los informantes se hagan preguntas sobre circunstancias o conocidos comunes, cuyas respuestas generan el diálogo posterior. No es común que A y B interrumpan el contacto luego de la fase 4, a menos que la situación imponga continuar saludando a otras personas. En casi todos los casos observados, el saludo era seguido por una corta conversación entre A y B, antes de que uno de los dos se apartara para saludar a otra persona. Excepción a esto son los saludos entre familiares en la cotidianidad: según los informantes, no hay entonces una tendencia definida a que una conversación siga al saludo.
3.6.Descripción del ritual de despedida
El ritual de despedida es generalmente precedido por una conversación. A y B han compartido una interacción comunicativa y tras ella deciden separarse. En este ritual juegan un papel las siguientes variables:
- Tipo de relación personal entre A y B
- Tiempo por transcurrir hasta el siguiente encuentro entre ellas
- Edad y género de A y B
- Calidad de la interacción comunicativa que precede a la despedida
Dependiendo de esas variables, la despedida suele seguir cuatro fases:
Fase 1: anuncio de la voluntad/necesidad de irse: Las despedidas, según observamos, se inician cuando el interlocutor A le manifiesta a B su deseo o voluntad de irse. La indicación puede ser una frase como ICH GEHEN (“me voy”) o SEHR‐SPÄT (“ya es muy tarde”), o consistir sólo en gestos como mirar varias veces el reloj o recoger objetos personales dejados cerca, por ejemplo. Esa es la primera fase de la despedida. Cuando A lo ha hecho, B debe asentir. Si B continúa con la conversación, A debe insistir en su anuncio de irse, repitiendo frases como las anteriores. En varias ocasiones se observó este proceso, que podía prolongarse por varios minutos, hasta que A imponía un límite poniéndose de pie. Esto inicia la fase segunda de la despedida.
Fase 2: Mencionar un próximo encuentro. Acordar las circunstancias: Una vez que culminada la fase 1, A y B suelen mencionar la posibilidad de un próximo encuentro.
Fase 2 según el tipo de relación personal entre A y B: Si A y B no se conocían previamente, o mantienen sólo una relación superficial, pueden no efectuar esta fase de la despedida, o limitarla a plantear alguna cita imprecisa con frases como IRGENDWANN+WIEDERSEHEN (“alguna vez nos volvemos a ver”), TREFFEN+DANACH (“nos encontramos después”) o TREFFEN+IRGENDWANN (“nos encontramos alguna vez”), aunque pueden también intercambiar teléfonos o direcciones electrónicas, e incluso acordar un encuentro posterior en alguna ocasión. Pero esto no lleva por lo general a diálogos largos, como suele pasar con las personas que mantienen una relación de amistad. En este caso, o si las personas son conocidos que se encuentran regularmente, mencionarán siempre la posibilidad de un encuentro posterior y acordarán un lugar y una fecha. Esto ocurrió en casi todas las despedidas observadas. En ocasiones, como en el caso de amigos o conocidos que trabajan juntos o tienen actividades regulares en común (como un encuentro semanal en la asociación, por ejemplo), y especialmente en el caso de familiares, basta mencionar las circunstancias de la próxima vez que se verán, que son conocidas por ambos. Pero cuando A y B no tienen una actividad común fija, esta fase puede durar varios minutos, mientras encuentran una coincidencia. Eso implica a veces consultar agendas y teléfonos celulares. En algunas ocasiones, la mención de algo en este proceso genera asociaciones que inician otras conversaciones cortas, antes de retomar el punto de las coordenadas del siguiente encuentro.
Es opinión común de las personas que forman parte de la comunidad Sorda alemana o que la frecuentan, que las despedidas de los Sordos son rituales inusualmente largos. Algo similar ha sido observado entre los Sordos de Estados Unidos (cfr. Mindess 1999 y Hall 1983). En Alemania, por ejemplo, los intérpretes de DGS afirman que las despedidas de los Sordos del país son muy largas y complejas, comparadas con las de los oyentes (Oviedo, en preparación). Es posible afirmar que tal percepción se basa en la fase 2 del ritual.
Fase 2 según el tiempo por transcurrir hasta el siguiente encuentro entre A y B: Si el próximo encuentro ocurrirá en poco tiempo, las circunstancias deberán fijarse de modo preciso, y eso implica los largos diálogos que se mencionaron antes. Pero si B está en vísperas de un largo viaje, esa discusión no tiene lugar, y sólo se insiste en la necesidad de mantenerse en comunicación durante la ausencia. Esto vale para las personas que mantienen una relación cercana. En esta situación se usan muchas frases diferentes, que no son usadas en otras situaciones para este propósito: KOMMEN GESUND NOCHMAL (“regresa sano”), DU ERHOLEN (“descansa”), SCHÖN URLAUB (“felices vacaciones”), POST SCHREIBEN (“escríbeme”), MICH NICHT‐VERGESSEN (“no me olvides”), etc. Al articular estas frases se mantiene el contacto de mirada y suele estar presente la sonrisa, aunque este último gesto, según algunos, no debe ser usado aquí, ya que tal despedida no es un acontecimiento alegre. Aun cuando 57,6% de los informantes declararon sonreír entonces. Algunos, en la encuesta, sugirieron eliminar la sonrisa y dibujar en cambio una cara triste o incluso llorando.
Fase 2 según la calidad de la interacción comunicativa que precede a la despedida: Si la conversación o el encuentro que han tenido lugar antes de la despedida han sido intensos (lo que es típico de fiestas o reuniones sociales), la fase 2 se hace también más larga. Incluso personas que no se conocían hasta ese momento, o que hasta entonces mantuvieron una relación superficial, procurarán fijar las coordenadas de un próximo encuentro. Como se mencionará en la descripción de la siguiente fase, esto tiene también incidencia en la selección de los gestos que se usarán para despedirse. También aquí es frecuente que se generen las mencionadas asociaciones a partir de nombres o hechos mencionados, que generen nuevas conversaciones que interrumpan y pospongan la despedida.
Fase 3: Gestos de despedida: Los gestos de despedida suelen aparecer después de la fase 2, aunque también es posible que se ejecuten antes de ella, y que se repitan luego, en variadas oportunidades. En ocasiones de interacción muy intensa es común esto, lo que también lleva a alargar el tiempo dedicado al ritual de despedida. Las variables señaladas juegan un rol también aquí.
Fase 3 según el tipo de relación personal entre A y B: Si A y B no se conocían antes del encuentro, y este no ha sido muy intenso, lo más común es que se limiten a usar gestos de no contacto. Entre conocidos y amigos, especialmente si el intercambio previo ha sido intenso, aparecen además los gestos de ingreso a la distancia íntima. Los besos (siempre 2 ó 3) aparecen siempre en menor proporción que los abrazos. En el caso de conocidos es 22% frente a 57%; y entre amigos 52% frente a 70%.
- Fase 3 según la distancia hasta el siguiente encuentro: Si el tiempo a transcurrir antes del próximo encuentro es largo, aumenta la proporción de los besos (52%) y abrazos (70%), y el darse la mano es menos frecuente (44,5%).
- Fase 3 según la calidad de la interacción comunicativa previa: En el caso de interacciones previas muy intensas, las diferencias impuestas por el grado de cercanía se desdibujan, y se tiende a usar besos (52%) y abrazos (70%) en mayor proporción sin discriminar el tipo de relación. La pregunta 13 de la encuesta proponía imaginar una situación en la que un desconocido, tras una larga y amena conversación, se despide del informante con un abrazo. 69,5% de los informantes declararon que recibirían ese abrazo con agrado. Entre ellos declararon eso 87,3% de los hombres y 52,4% de las mujeres.
- Fase 3 según la edad y el género de A y B: Las diferencias debidas a la edad y el género son marcadas en esta fase del ritual. Los hombres tienden a dar la mano más que las mujeres (50% frente a 39%). Los besos son muy poco frecuentes entre los hombres: en general, 36% de los hombres declaran besar para despedirse, pero sólo si su interlocutor es una mujer. El abrazo es más común también entre las mujeres (70%) que entre los hombres (44%). Los hombres afirman abrazar más frecuentemente a sus interlocutores mujeres (48%) que a otros hombres (40%). Las diferencias observadas aquí en el uso de los gestos entre los grupos de edad son similares a las descritas antes en las fases del saludo correspondientes al uso de gestos.
Fase 4. Separación: Tras los gestos de despedida, y si ya se han separado a las distancias sociales, A y B volverán a sonreír y articularán alguna frase como BIS‐ DANN (“hasta entonces”), BIS‐MONTAG (“hasta el lunes”), etc. mencionando el momento del siguiente encuentro, y finalmente, TSCHÜß. Esta seña suele prolongarse, de modo que A y B pueden dejar la mano levantada hacia el otro mientras se alejan, incluso después de haber ambos cortado ya el contacto de mirada. Otra variante es que al terminar la fase 3, tanto A como B salgan juntos del espacio donde se encuentren, y retomen la conversación afuera, hasta que se inicie todo el ritual de despedida de nuevo. Esto es muy común en la asociación, cuando termina alguna actividad. Las conversaciones en pequeños grupos suelen prolongarse entonces, al frente del edificio, por períodos de hasta media hora.
En relación con la duración de la despedida conviene considerar que, en ocasiones (sobre todo cuando las personas participan de una actividad común que termina al mismo tiempo y todos salen juntos de ella), el ritual descrito para A y B puede repetirse de forma similar entre A y C, A y D, B y C, etc. Cuando las personas que se despiden están en ánimo festivo, el ritual puede alargarse aún más.
4. Conclusiones
Los rituales de saludo y despedida de los Sordos berlineses se basan en el uso de una serie de 11 gestos básicos (1‐contacto de mirada, 2‐sonrisa, 3‐WINKEN, 4‐ inclinar la cabeza, 5‐levantar la cabeza, 6‐darse la mano, 7‐palmada, 8‐apretón, 9‐ beso, 10‐contacto de mejillas y 11‐abrazo). Esos gestos varían en sus modalidades de acuerdo con los grupos de edad y con el grado de cercanía de quienes se saludan o despiden: los Sordos más jóvenes tienden a introducir mayores variaciones en el grupo básico de gestos, y a evitar las formas típicas de los mayores. Mientras mayor es la cercanía entre los participantes, más comunes y frecuentes son los gestos que implican contacto físico e ingreso a la distancia íntima del otro.
Los hombres tienden, en general, a ser más expresivos que las mujeres, pues usan un mayor número de gestos que ellas. Sin embargo, se observó la tendencia a que las mujeres usen más frecuentemente que los hombres gestos que implican el ingreso a la distancia íntima de sus interlocutores. Los grupos de edad 1 y 5 son los más parcos en el uso de gestos en los rituales descritos. Al serles señalado, exponen razones sociales para ello: los jóvenes evitan los gestos de contacto por considerarlos cosa propia de los mayores; y los ancianos, por verlos como cosa de poca educación.
Los Sordos alemanes disponen de un amplio inventario de señas y frases que se usan como fórmulas en los saludos y las despedidas. La mayoría de esas fórmulas son préstamos del alemán hablado y escrito.
Los saludos y las despedidas se realizan siguiendo una serie de 4 fases, cuyas formas dependen de factores tales como el género y la edad de los interlocutores, la situación de discurso y el grado de cercanía de las personas que intervienen. En los saludos, estas fases corresponden a:
- Establecimiento del contacto
- Ingreso a las distancias respectivas e intercambio de fórmulas de saludo
- Gestos de contacto corporal
- Intercambio de fórmulas de saludo
Los saludos se caracterizan por ser breves y usar un número mínimo de fórmulas lingüísticas. En esto hay coincidencia con los estudios realizados con Sordos estadounidenses. La necesidad de intercambiar información acorta el ritual de saludo.
Las despedidas siguen las siguientes cuatro fases:
1: anuncio de la voluntad/necesidad de irse
2: Mencionar un próximo encuentro. Acordar sus circunstancias
3: Gestos de despedida
4: Separación
Los rituales de despedida son más largos y complejos que los saludos. La duración del ritual se debe, en la mayoría de los casos observados, al intercambio que ocurre entre los interlocutores para acordar las circunstancias del siguiente encuentro (fase 2), y en el hecho de que en el transcurso de este proceso se deriven frecuentemente en nuevas conversaciones a partir de asociaciones con lo mencionado. La complejidad de este proceso puede llevar a que el ritual vuelva a iniciarse varias veces. Esto último también coincide con lo observado entre los Sordos estadounidenses.
En los rituales se tiende a limitar el uso de la distancia íntima según el tipo de relación entre los interlocutores. Los gestos que implican el ingreso a esta distancia (besos, contacto de mejillas y abrazos) se reservan mayormente para los amigos y familiares (criterio de uso círculo personal/círculo social). Sin embargo, en algunas situaciones (como los saludos y las despedidas cuando ha transcurrido o transcurrirá un tiempo largo entre encuentros), se considera normal el uso de esta distancia para saludar o despedirse de todas las personas con las cuales se mantiene algún tipo de relación (el criterio de uso se desplaza hacia la oposición señante/no señante).
En el estudio no se consideraron variables relacionadas al origen social o al nivel educativo de los informantes. Es posible que un estudio que considere tales variables encuentre diferencias que no fueron observadas en esta investigación inicial.
Referencias
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Notas
[1] Este artículo es la primera de una serie de publicaciones que haré a partir de la investigación que hice, durante marzo de 2006 y febrero de 2007, como beneficiario de una beca postdoctoral de la Fundación Alejandro de Humboldt (Forschungsstipendium, VEN/1121265). El estudio fue adscrito a la Universidad Humboldt de Berlín. Agradezco a mis colegas Lionel Tovar (Universidad del Valle, Colombia) y Ana María Morales (Instituto Pedagógico de Caracas) por sus valiosos comentarios a la versión original de este trabajo.
[2] En los estudios sobre las comunidades de deficientes auditivos usuarios de una lengua de señas, se ha establecido la convención de escribir la palabras “Sordo” y “Sordera” con mayúsculas iniciales, para distinguir esta condición de la sordera como mero fenómeno clínico. Esta convención es de uso regular en la literatura en inglés desde mediados de la década de 1980 (cfr. Patiño et al. 2001), y es recomendada por la Federación Mundial de Sordos. La mayoría de investigaciones publicadas en el área en español no han adoptado aún esta convención.
[3] Discutir los conceptos ”comunidad” o “cultura Sorda” excede los propósitos de este artículo. Al respecto recomiendo revisar Ladd 2003 y Mindess 1999.
[4] El alemán señado (Lautbegleitende Gebärden, LBG) es un código visual que dispone de señas manuales para codificar las palabras del alemán hablado, lo que incluye codificar las raíces léxicas y muchos de los morfemas gramaticales (como tiempo, caso y género) que no tienen un equivalente en la DGS. Este sistema es bien conocido por la mayoría de Sordos que han visitado la escuela de sordos en Alemania, y ellos tienden a usarlo en su comunicación con oyentes, cuando estos no son usuarios fluidos de DGS. Algunos Sordos usan LBG también en comunicaciones formales dentro de la comunidad, pues consideran este sistema más elaborado y adecuado que la DGS para tales situaciones.
[5] Los “gestos” son signos cuya forma y significado son determinados por un sistema semiótico distinto a la lengua, y que pueden coarticularse con las señas en el discurso. Cfr. Oviedo 2004 y McNeill 1992
[6] Explicar estos criterios excede los propósitos de este artículo. Remitimos al lector a Oviedo 2004, Liddell 2003 y Emmorey 1999, donde se discute con detalle el tema.
[7] La correspondiente glosa alemana de la seña se indicará entre paréntesis, en la primera mención, para ayudar al lector interesado a encontrar las referencias necesarias en la literatura especializada en lengua alemana.
[8] Entre los Sordos de origen árabe o turco (comunidades relativamente grandes en Berlín) es común que los hombres se besen entre sí como saludo, pero no que los hombres besen a las mujeres que no pertenecen a su familia. Esto no fue considerado para el estudio, cuyos datos se basaron sólo en informantes de origen alemán.
[9] La influencia del alemán hablado sobre la DGS adopta formas que no son comunes en las lenguas de señas desarrolladas en países del continente americano. Hay en DGS una gran cantidad de señas que se diferencian entre sí sólo por el movimiento de los labios, correspondiente a palabras de significado similar en la lengua alemana, e incluso es común que, en discurso, muchos nombres propios sean meramente introducidos por ese movimiento de los labios, sin acompañamiento de una seña manual y sin recurrir al deletreo manual. Este fenómeno, que se designa en inglés como mouth patterning o mouthing ha sido descrito por varios estudiosos alemanes (cfr., por ejemplo, Ebbinghaus y Heßmann 1994). Por eso insisto, a lo largo del artículo, en mencionar la actividad de los labios según el esquema del alemán hablado. Incluyo esta nota por sugerencia del Prof. Lionel Tovar, quien me llamó la atención sobre lo extraño que puede resultar, sin explicación, para especialistas en lenguas de señas que no lo presentan.
[10] El gesto de protruir los labios cerrados va acompañado usualmente por el movimiento repetido (de arriba a abajo) de afirmación de la cabeza. Lo he observado también entre los oyentes alemanes, quienes lo usan cuando quieren aprobar algo, aunque dejando claro que no están demasiado convencidos o seguros. Si el grado de duda es alto, esto se expresa añadiendo un movimiento horizontal a la cabeza, que entonces,en lugar de moverse de arriba a abajo, lo hace hacia los lados. Entre los Sordos de Berlín puede usarse también así, aunque cuando acompañan la pregunta BIEN? es acompañada por un único movimiento de la cabeza de arriba hacia abajo.
[11] Las glosas escritas entre paréntesis indican que las señas así destacadas son de uso potestativo. Esto significa que su aparición no es obligatoria, y no parece depender de ninguna variable concreta. En el ejemplo dado arriba, (BIEN/BONITO) +DIA, puede lo mismo observarse BUEN+DIA que DIA, solo, para desearle a otra persona los buenos días.
[12] Una relación de amistad usualmente implica que el otro sepa DGS y sea sordo. Pocos informantes dijeron tener amigos oyentes. En las pocas excepciones se trataba de oyentes usuarios de DGS. Algunos informantes hipoacúsicos que fueron a escuelas regulares desarrollaron con oyentes amistades que conservan desde entonces, y que se realizan en alemán hablado y escrito
[13] FAMILIE incluye sólo a los ascendientes y descendientes directos, así como a los hermanos. En esto los Sordos parecen coincidir con la cultura del entorno oyente. La mayor parte de los informantes tienen entornos familiares exclusivamente oyentes. No se determinaron, sin embargo, diferencias en los rituales de saludo y despedida debidas a la condición auditiva de los miembros de la familia.
[14] Los BEKANNTE suelen ser personas Sordas u oyentes señantes. La mayoría de informantes declaró saludar, a los oyentes no señantes, como a desconocidos.
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