Por Alejandro Oviedo.
Berlín, 2008.
Sección: Artículos, historia.
En muchos lugares, el surgimiento de comunidades de personas sordas está determinado por la existencia de las escuelas para sordos. Tales escuelas permiten reunir a varios niños sordos en un mismo lugar, durante el tiempo suficiente como para que desarrollen vínculos afectivos y un sistema de comunicación común. Una vez terminada la escuela, estos niños, ya vueltos adultos, continúan relacionándose, y conforman así una comunidad.
Hay en la historia, sin embargo, algunos casos de comunidades sordas que se han formado en circunstancias diferentes a la del sistema escolar. Uno de esos casos es el que se registró en los palacios de los sultanes otomanos, entre los Siglos XVI y XX. Entre esos siglos, personas sordas de todo el imperio eran enviadas a las cortes de esos poderosos reyes, donde eran empleadas en diversos oficios, con la idea de que promovieran el uso y desarrollo de la lengua de señas. Los sultanes habían establecido la costumbre de que todos en la corte hablaran en lengua de señas.
Voy a comentar aquí algunos detalles de esta curiosa costumbre.
Relatos de europeos
La costumbre de las cortes turcas de hablar en lengua de señas fue relatada por numerosos viajeros y cronistas europeos como una de las más interesantes novedades del imperio otomano, que era como se llamaba entonces el enorme dominio de los sultanes otomanos.
Haciendo eco de tales relatos, el gran escritor español Francisco de Quevedo y Villegas contó en su libro la Hora de todos y la Fortuna con seso, que el sultán otomano consideraba como una falta hacia su autoridad que alguien oyera su voz. Por esta razón, respondía a sus interlocutores con “seña muda”. Es esta, según los historiadores, la razón por la que se usaba la lengua de señas en la corte turca: la prohibición de comunicarse oralmente con el gobernante llevó en algún momento a encontrar en la lengua de señas una solución ideal.
Según otro escritor español, Otavio Sapiencia, el uso de la lengua de señas era tan generalizado que
Toda la conuersación del Gran Turco es con mudos, enanos y truhanes, y en Palacio todos hablan a lo mudo, haziendo dello particular profesión, y no quiere otra conuersación, sino del dicho género de gente (Sapiencia 1622:17)
Otro relato un poco posterior y menos pintoresco, debido al diplomático y orientalista austríaco Joseph von Hammer, que vivió varios años en la corte turca, afirma que
la necesidad de no expresarse sino por señas en presencia de [el Sultán] Murad IV llevó el lenguaje de los mudos al grado más elevado de su desarrollo: el guiño de ojos, el chasquido de dientes, había sustituido a la palabra (Joseph von Hammer 1837, citado por Riandière La Roche). La lengua de señas se convierte en lengua de la corte turca
El problema de comunicación que implicaba que nadie pudiera oír la voz del sultán parece haber encontrado solución en la década de 1520, durante el reinado del Sultán Suleimán el Magnífico (1494‐1566), en su corte de Topkapi. En ella había dos hermanos sordos, jardineros, que se comunicaban entre sí en señas.
Estos jardineros, llamados en las cortes „bostanci“ o „bostanji“, tenían asimismo funciones de tipo militar, tales como servir de guardianes del sultán o de verdugos, labor esta que ejecutaban con una espada que cargaban en todo momento. Según Miles (2000), para esta útima función habrían resultado los sordos especialmente apropiados, porque su mudez les habría impedido cualquier tipo de indiscreción.
Suleimán, al descubrir esta forma de comunicación, decidió promover su uso y desarrollo. El uso de la lengua de señas, llamada por ellos “ixarette” (en turco), se convirtió pronto en una costumbre en Topkapi, y se expandió de allí a otras cortes (Habibullah ́s Encyclopedia).
Tan expandido estaba el uso de esta lengua, que se dice que el rechazo del Sultán Mustafá I, en 1617, a aprender ixarette, fue la razón para que la corte lo obligara a abdicar, luego de tres meses de haber ocupado el trono (Habibullah ́s Encyclopedia).
La lengua de señas, según relatos de otros historiadores, era cultivada con esmero en la corte. Era enseñada y aprendida de modo formal, en escuelas organizadas en la corte. Tales escuelas
(…) durante el día tenían su lugar frente a la mezquita [… donde los jóvenes…] aprenden la lengua de los mudos, que consta de muchísimas señas, y con la cual ellos, según su costumbre, pueden conversar unos con otros de modo pleno; no solamente para informar sobre su opinión acerca de asuntos cotidianos, sino también para contar historias, y los fundamentos de su propia religión, las leyes y las reglas del Corán, el nombre del Profeta Mahoma y para entender todo aquello que de modo usual puede ser expresado con la lengua (Sir Paul Ricaut, ca. 1686, citado por Miles 2000)
Destino del ixarette
Con los reajustes geopolíticos que trajo consigo la llamada I Guerra Mundial, el Imperio Otomano comenzó a desaparecer. La clase gobernante turca fue sustituida y con ella las cortes y sus costumbres. Eso pasó durante las primeras dos décadas del Siglo XX. Ya luego desaparece esta interesante tradición.
Fuentes:
- Hammer, J. von (1837) Histoire de l’Empire ottoman, tome IX (1623–1640). Paris.
- Riandière La Roche, Josette. “Quevedo y el Gran Señor de los Turcos: ¿exotismo o historia?” Centro Virtual Cervantes, URL (vista el 12/2/2008) http://cvc.cervantes.es/obref/quevedo_critica/satiras/riandiere.htm
- Miles, M. (2000) “Gebärden im Serail: Stumme, Zwerge und Faxenmacher am osmanischen Hof 1500‐1700”. Das Zeichen (53) págs. 352‐367
- Sapiencia, O. (1622) Nuevo tratado de Turquía : con una descripción del sitio y ciudad de Constantinopla… / compuesto por Otavio Sapiencia. ‐ En Madrid : por la viuda de Alonso Martín. Biblioteca del Archivo Municipal de Cartagena, R. 00457.
- Habibullah’s Encyclopedia of the Ottoman Empire and her times, URL (vista el 16/8/08): http://www.practicalturkish.com/ottoman‐empire‐html
Esta bien este escrito.