Una aproximación interaccional para el análisis de la Lengua de Señas Argentina

MI-MassonePor María Ignacia Massone y Salvio M. Menéndez.

Buenos Aires, 1996.

Sección: Artículos, lingüística.

 

La Lengua de Señas Argentina (LSA) es el medio principal de comunicación entre los miembros de la minoría sorda de la Argentina. La LSA constituye, por lo tanto, la fuerza cohesiva que mantiene unida a las personas sordas, generando, de esta manera, dentro del grupo, participación y compromiso, es decir, interacción a través de la lengua de señas. No obstante, creemos que las minorías en general, y la minoría sorda en particular, se han conformado no solo en relación con las características internas del grupo, sino también con las actitudes negativas que la sociedad ha manifestado históricamente en su behalf en respuesta a esas características (Behares y Massone, 1996). La sordera y la lengua de señas son las características comunes compartidas por el grupo, pero también son consideradas por la sociedad como la enfermedad a curar y el síntoma de tal enfermedad que necesita ser erradicado. Por lo tanto, ambas, las actitudes positivas -como la solidaridad social, la autoidentidad, la participación limitada en la vida de la sociedad, un compromiso común, etc.- y las actitudes negativas -la discriminación basada en las características compartidas por el grupo- manifestadas por la sociedad, conforman las minorías (Ullua, Puccio y Massone, 1996).

La minoría sorda exhibe un perfil sociolingüístico que es interesante explicar a fin de poder entender las diferentes interacciones posibles en su comunicación cotidiana.

Entendemos por perfil sociolingüístico las interacciones que tienen lugar entre las personas sordas, teniendo en cuenta el enfoque que considera dichas interacciones como situaciones de habla (Hymes, 1972). Quisiéramos enfatizar el hecho de que entendemos estas situaciones de habla desde una perspectiva pragmática (Verschueren and Bertuccelli, 1987) que nos lleva a enmarcarlas dentro del análisis pragmático del discurso (Menendez. 1995). Este análisis muestra la interacción en términos de intercambio de las estrategias discursivas producidas en la interacción y constituye la interacción de habla (speech interaction).

La minoría sorda está inserta económica y socialmente en la sociedad dominante de la Argentina. Massone ha definido a la minoría sorda como un grupo urbano, nómade, analfabeto (Massone 1993). Debido a la ubicación de las escuelas de sordos en las ciudades importantes de la Argentina y especialmente en la capital, las personas sordas migran para vivir cerca de la escuela. No obstante, las personas sordas están en estrecho contacto a lo largo del país, y sus actividades como grupo los mantiene unidos. Las actividades sociales y deportivas son los eventos más importantes dentro del grupo. Solo recientemente se están desarrollando eventos religiosos y culturales. Como las escuelas son eminentemente oralistas, los lugares de reunión para desarrollar estas actividades han sido las asociaciones de sordos.

Las asociaciones de sordos constituyen instituciones conformadas por una Comisión Directiva más miembros sordos. Los miembros de esta comisión frecuentemente son los líderes sordos, los que son muy respetados entre la comunidad toda. El presidente de cada asociación de sordos es muy respetado por todos los miembros. Esta estructura da origen a interacciones institucionales que describiremos brevemente.

Es importante aclarar que la educación del sordo en nuestro país ha sido y es puramente oralista y llevada a cabo exclusivamente en Español hablado. Solo recientemente -1983- se ha introducido el Español señado en algunas escuelas como una herramienta para enseñar el Español, aunque sin un sistema ni una metodología programada. No obstante, a pesar de las presiones del sistema educativo oralista la mayoría de los sordos son expertos señantes. El proceso a través del cual se da esto es similar al que ocurre en otras sociedades industrializadas e incluye la socialización de los jóvenes sordos, especialmente por sus pares en la escuela. Hemos observado que la mayoría de los hombres adultos en la comunidad tienen poca habilidad para la lectura labial y la conversación, y podrían ser clasificados como monolingües en LSA. Las mujeres, por otro lado, tienden a integrarse con la sociedad dominante en un grado mayor que los hombres. Esto es así probablemente porque ellas son las responsables del trato en las escuelas y con la comunidad económica a través de los bancos, los negocios, etc.

La mayoría de los sordos en la Argentina son virtualmente monolingües en LSA o por lo menos bilingües subordinados (Massone, 1993). Las situaciones de contacto lingüístico en la Comunidad Sorda Argentina dependen, de esta manera, de las características de los participantes y de las variedades de lengua disponible para esos participantes. El siguiente es un listado parcial de las situaciones de contacto en la Comunidad Sorda Argentina:

  • Sordo bilingüe/sordo bilingüe
  • 
Sordo bilingüe/sordo monolingüe de LSA
  • Sordo monolingüe de LSA/sordo monolingüe de LSA
  • Sordo monolingüe de LSA/ oyente bilingüe
  • Sordo bilingüe/oyente bilingüe
  • Sordo bilingüe/ oyente monolingüe del Español
  • Sordo bilingüe/ oyente con Español señado
  • Sordo bilingüe/hipoacúsico con Español señado
  • Sordo monolingüe/hipoacúsico con Español señado
  • Sordo bilingüe/hipoacúsico monolingüe del Español

La mayoría de las interacciones sociales de las personas sordas en la sociedad argentina son con otros sordos. La vida de la mayoría de los sordos se centra en su interacción con otros sordos, en los clubes, grupos deportivos, y menos formalmente agrupaciones sociales. La interacción con personas oyentes no es común, excepto con los miembros oyentes de sus familias nucleares (Massone y Johnson, 1991). Esta observación se extiende también a la modalidad de los matrimonios. La mayoría de los sordos se casan entre sí.

Además, la educación del sordo y la naturaleza de los empleos disponibles para los sordos, a la larga, contribuyen, a garantizar la marginación social y económica de las personas sordas en la sociedad. Los empleos obtenidos por la mayoría de los sordos podrían clasificarse como no calificados. Muchos sordos trabajan en la administración pública, aunque en tareas no calificadas como el contar dinero, clasificar correspondencia y otros ítems. Estas instituciones no tienden a integrar a los sordos y los oyentes en actividades compartidas. La clase de trabajo para el que el sistema educativo prepara a los sordos es específicamente la clase de trabajo que los segrega.

Así, la naturaleza de la Comunidad Sorda Argentina es semejante a la de las comunidades sordas de otras sociedades industrializadas en el mundo. Este es un grupo que tiene y usa su propia lengua, mantiene sus patrones propios de interacción social, y convive, aunque muy separado, con la comunidad mayoritaria oyente, argentinos hablantes del Español. No obstante, los encuentros entre personas sordas tienen lugar dentro de sus familias nucleares (Massone y Johnson, 1991), en las asociaciones de sordos y en el trabajo.

La realidad social de los diferentes participantes involucrados en la comunicación entre un grupo dado de personas, tanto como la estructura objetiva de las relaciones sociales necesitan ser consideradas cuando se analizan o describen las reglas que conforman la elaboración de los discursos y su cohesión interna a fin de realizar un correcto análisis pragmático. La situación es aún más difícil de describir cuando el investigador está interesado en explicar fenómenos tan complejos como la comunicación entre un grupo de personas que, no solo conforma una minoría, sino que interactúa a través de una lengua que no es hablada, y que no es la lengua natural del investigador. Estas características, obviamente, deben ser consideradas cuando se diseña la metodología para la recopilación de los datos, que necesitan tener una validez ecológica. Por lo tanto, el investigador necesita, en primer lugar, haber adquirido cierto prestigio y reconocimiento dentro de la comunidad que le permita obtener esos datos que, precisamente, dan cuenta de la estructura de la interacción.

Consideramos que un paso importante en el análisis de una lengua de señas es la descripción de la estructura de la interacción. Nuestro objetivo principal es presentar un análisis desde una perspectiva interaccional que pueda dar cuenta de esta clase particular de interacción: sordo/sordo. Tal enfoque nos permite examinar la lengua de señas y sus diferencias y semejanzas con respecto a la interacción en las lenguas habladas. De esta manera, la unidad de análisis ha sido la interacción, es decir, todo intercambio que consiste en una serie de eventos, que como un todo, conforma un texto producido colectivamente en un contexto dado. Una interacción es también una acción que afecta las relaciones que cada participante establece en la interacción cara a cara.

Proponemos analizar la interacción en términos de estrategias discursivas porque consideramos que esta perspectiva podría resolver la discusión sobre la naturaleza de la Lengua de Señas Argentina, tema aún sostenido entre maestros y aun entre algunos lingüistas en nuestros países. Una estrategia discursiva es considerada como un plan que el hablante -o el señante- usa a fin de alcanzar una meta. Dicho plan es intencional y está basado en la relevancia que podría obtenerse a través de la interacción (Sperber y Wilson, 1986). Las estrategias son formas particulares de combinar recursos para obtener una meta efectiva. Es importante considerar la forma en que los diferentes tipos de recursos pueden combinarse. Estos recursos son principalmente de dos tipos, pero necesitan ser reformulados para poder dar cuenta de la lengua de señas. En el caso especial de la LSA proponemos la siguiente estructura de estrategia discursiva:

. recursos de las señas: es decir, las marcas léxicas y gramaticales que son parte del texto y dan cohesión.

. recursos pragmáticos: es decir, las marcas discursivas que son parte de la situación y pertenecen al realm del sujeto. Estos recursos asignan coherencia.

La combinación de ambos muestra cómo está conformada una interacción y cómo puede obtenerse y verificarse una interpretación. Este punto de vista es complementario del enfoque presentado por Sacks, Schegloff y Jefferson (1974).

Procedimiento

Participantes

Todos los participantes eran hablantes fluidos de la Lengua de Señas Argentina y miembros de la Comunidad Sorda Argentina. Diez señantes sordos participaron del corpus más extenso que estudiamos para ver los diferentes aspectos de la LSA. Dos de los participantes eran señantes nativos de LSA. No obstante, las interacciones producidas por estos participantes también fueron probadas en un corpus más grande producido por seis jóvenes, nativos y no nativos, de la ciudad de Quilmes, en reuniones de discusión realizadas en las asociaciones de sordos con veinte adultos sordos, nativos y no nativos, que pertenecían a asociaciones ubicadas en diferentes ciudades de la Argentina como Buenos Aires, La Plata, Rosario, Mendoza, Tres de Febrero, Lanús, Mar del Plata, Córdoba y Chaco. Es importante remarcar que la mayor población de nuestro país se concentra en Buenos Aires, La Plata, Rosario y Córdoba.

Los miembros de la comunidad sorda usan la LSA en sus interacciones cotidianas, solo cuando los participantes de la conversación son oyentes o hipoacúsicos con algún conocimiento de lengua de señas, los sordos cambian al Español señado o al Español. Por lo tanto, las interacciones comunicativas estudiadas fueron sordo/sordo.

Método

El corpus estudiado consistía en treinta horas de videograbación. Un corpus especial fue señado por cuatro adultos para los propósitos de este estudio. Los patrones observados fueron luego analizados en un corpus más extenso – aproximadamente de 6 horas- grabado en video, para la descripción de diferentes aspectos de la LSA. El corpus entero fue grabado en diferentes condiciones experimentales: preparado y espontáneo, y en diferentes situaciones -el hogar, las asociaciones, la universidad. A los informantes se les preguntó sobre los desempeños adecuados e inadecuados.

El análisis de todo este corpus se completó con la observación de los participantes, es decir, las interacciones cara a cara entre los investigadores y los sordos en eventos culturales de la comunidad. Esta perspectiva etnográfica ha probado ser extremadamente útil en nuestro análisis de la LSA ya que nos permite observar la lengua de las personas sordas en sus conversaciones cotidianas. La asistente sorda, Emilia Machado, aportó su conocimiento como hablante fluida de la LSA y Virginia Domínguez, su conocimiento como oyente bilingüe participante de la comunidad. Esta perspectiva etnográfica solo es posible después de que el investigador ha sido completamente reconocido en el grupo sordo.

Resultados y discusión

Se analizaron una serie de diferentes interacciones en lengua hablada. En cambio en LSA toda interacción es “oral” ya que esta lengua carece de registro escrito. A través de la perspectiva etnográfica y del análisis del corpus hemos observado que la interacción más frecuente es la conversación. Se ha discutido mucho sobre las características de la conversación y generalmente se la identifica como la interacción en la que no se establecen relaciones de poder. Algunos lingüistas aún no han establecido una diferencia con respecto a esta forma de interacción debido a la dificultad para caracterizarla, o porque no fue necesario diferenciarla en sus análisis. La definición de Goffman (1981) es la más aceptada. Considera que la conversación es el habla casual en situaciones cotidianas. No obstante, como la conversación es tan frecuente en las interacciones sordo/sordo hemos adoptado la definición de Wilson (1989). La conversación es un acto específico de señar en el que tiene lugar una distribución equitativa de derechos, es decir, ningún participante tiene el derecho de controlar el desarrollo del discurso y se hace un esfuerzo para mantener la igualdad de derechos de los hablantes. Por lo tanto, en la conversación existe una orientación uniforme entre los participantes, ninguno ejerce control o poder como en otros tipos de interacciones. Las principales funciones de las conversaciones en LSA son tanto sociales como informativas. Debemos recordar que, salvo en las relaciones institucionales, la lengua escrita no tiene una función importante en la cultura sorda, por lo tanto la información es transmitida oralmente.

Los datos de la LSA mostraron otros dos modos relacionados conversacionalmente que introducen nuevos encuadres tópicos entre los eventos conversacionales, es decir: bromas y narrativas. Aunque ambos modos pueden diferir de la conversación, ellos no permiten perturbar las relaciones de estatus de los participantes, y son potencialmente integrativas entre las señas en curso (the ongoing signing). Debido a la característica oral de la transmisión de la información y del estatus conversacional de cada interacción, en la comunidad sorda existen hombres sordos narradores orales que tienen prestigio dentro del grupo, y de quienes se espera, al llegar a una reunión, que cuenten bromas o relatos. Otras personas sordas se reúnen a su alrededor, iniciando de esta manera contextos informales que llevan a interacciones conversacionales. Aunque estas interacciones en las que se dan bromas o relatos parecen en parte ritualizadas, y ya que se espera que el narrador oral comience la interacción, otros participantes también tienen el derecho de interactuar sin perturbar las relaciones de estatus de los participantes. El señante es capaz de reconocer un movimiento de una conversación en broma, porque reconoce al narrador oral como la persona que desempeñará la interacción, y porque hace preguntas sobre eventos imposibles. En el caso de los relatos, o fluyen naturalmente en la conversación, o se espera que un participante narre lo que le ocurrió al llegar de un viaje o conozca algo que los demás no conocen.

También hemos observado la realización de interacciones institucionalizadas, es decir, interacciones en las que las relaciones de poder entre los participantes son asimétricas. Estas interacciones particulares se dan cuando los presidentes o los miembros de la Comisión Directiva de las asociaciones de sordos están involucrados en situaciones que requieren decisiones institucionales. En estos casos, el espacio entre los participantes tiene una dimensión más amplia que en las conversaciones cotidianas y aquel que lidera la interacción es el que está a cargo de dar los turnos y de elegir a los participantes autorizados a participar. Este modo de interacción puede transformarse en conversación pero el participante que mantiene la posición de poder en la interacción continuamente reestablece este poder.

Como ya mencionamos los eventos sociales son muy frecuentes e importantes dentro de la comunidad y es aquí donde se llevan a cabo los modos institucionalizados. El espacio está organizado de manera tal de permitir que los señantes autorizados sean vistos por todos los señantes no autorizados. Los presidentes sordos, los miembros de las Comisiones Directivas, o los invitados importantes ocupan un asiento en una gran mesa ubicada delante de todas las otras mesas. Las personas que se sientan a esta mesa son las únicas que tienen el derecho de señar o lecture. Este modo es semejante al de una asamblea, donde el presidente es el que establece quien puede hablar, cuándo y por cuánto tiempo. Por lo tanto, en este modo de interacción, los participantes tienen desempeños heterogéneos.

 

A través del análisis de estos modos institucionalizados de interacción pudimos determinar la existencia de una segunda persona formal claramente diferenciada de la segunda persona por rasgos no manuales. Ambas señas son señas indicadoras con una configuración manual [1], no obstante en el caso de la segunda persona formal el cuerpo permanece rígido y hay una distancia física mayor entre los participantes. De esta manera, estos rasgos están indicando las relaciones de estatus.

En las interacciones conversacionales hemos analizado dos tipos de registros: formal e informal, y tres tipos de distancias interpersonales: pública, privada e íntima. La rigidez del cuerpo y la amplitud de las señas distinguen el registro formal del informal, por lo tanto, el espacio involucrado es más grande en las situaciones formales. El modo institucionalizado que acabamos de describir es considerado un registro formal debido a los participantes involucrados y a los temas elegidos. En el registro informal el espacio queda reducido, el cuerpo del señante está relajado, y si los señantes están sentados el cuerpo adopta una posición ligeramente hacia atrás.

En las interacciones públicas, que pueden o no ser institucionalizadas, las personas sordas generalmente están de pie y mantienen una mayor distancia entre ellos que la acostumbrada por los oyentes en interacciones similares. Es frecuente que los sordos señen de pie durante largos ratos, más largos que lo habitual entre los oyentes aún si hay asientos disponibles. Cuando estas interacciones se producen con más de dos participantes, los sordos se reúnen en círculo. El espacio señante abarca desde la parte superior de la cabeza hasta las rodillas, y hacia adelante abarca toda la extensión de los brazos, es decir que el espacio señante cubre el mayor espacio posible.

En las interacciones privadas, el espacio físico reduce sus dimensiones, la persona sorda puede permanecer parada o sentada en círculo o alrededor de una mesa. El espacio señante reduce su dimensión, las señas son producidas solo con una mano por encima de la cabeza y de la cintura o por encima del borde de la mesa. Frecuentemente se usa una mano o las dos para señar.

En las interacciones íntimas la distancia entre los participantes es reducida, el espacio señante es tan pequeño que en muchas ocasiones solo abarca el área de una mano señante. Nunca se usan espacios señantes como el abdomen. Nunca se producen señas con ambas manos, los movimientos de las señas son más rápidos que en otras interacciones, y se borran los segmentos de las señas (and segments of the signs are deleted). Durante el tiempo en que se lleva a cabo la interacción el señante puede sostener el brazo del otro participante mientras está señando para no ser interrumpido. Si el otro participante responde tendrá lugar el mismo comportamiento. Cuando se producen estas interacciones en situaciones públicas el cuerpo del señante girará hacia la izquierda para no ser visto mientras seña, o el señante dará su espalda al público o se colocará cerca de la puerta.

Tanto el tipo de tema como los participantes involucrados determinan la diferencia entre interacciones privadas e íntimas. Las interacciones íntimas solo tienen lugar entre amigos íntimos o parejas en diferentes situaciones asociación, lugares no públicos como baños, en los bares o en la casa. En cambio las interacciones privadas pueden incluir secretos sobre una tercera persona o sobre asuntos institucionales, se producen más frecuentemente en público y pueden llevarse a cabo entre participantes que no tengan mucho conocimiento entre sí. Además, los señantes sordos consideran que no hay malentendidos entre los participantes de las interacciones íntimas.

Los participantes de una interacción íntima siempre se conocen, así hemos observado más el uso de recursos pragmáticos que gramaticales. Aunque las LS tienen una gramática, existe una serie de señas no codificadas que son compartidas en situaciones similares y que son iguales a aquellas usadas en situaciones similares por los hablantes oyentes. El procedimiento parece ser el mismo para hablantes y para señantes. No obstante, como los elementos de la gramática son discretos y los de la pragmática son continuos y se dan por grados, sugerimos que la diferencia entre hablantes y señantes en interacciones íntimas se da por estas características continuas de los recursos pragmáticos. Es decir, los señantes sordos usan más recursos pragmáticos en las interacciones íntimas que los hablantes en situaciones similares.

Aunque este trabajo no intenta completar el análisis de estas interacciones consideramos que esta perspectiva discursiva será productiva cuando analicemos las lenguas de señas.

Además, sostenemos el hecho de que la constitución de la estrategia discursiva es más compleja en las lenguas de señas que en las lenguas habladas debido a la elaborada relación entre rasgos manuales y no manuales y sus diferentes funciones en la gramática y en el discurso de las lenguas de señas.

María Ignacia Massone – Salvio M. Menéndez (*)

Bibliografía


Goffman, E. (1981). Forms of Talk. Philadelphia, University of Pennsylvania Press.

Hymes, D. (1972). Directions in Sociolinguistics, Philadelphia, University of Pennsylvania, Press.

Massone, M. I. (1993). O lingüista ouvinte frente a uma comunidade surda é ágrafa: Metodologia da investigacao. En: Moura, M. C., Lodi, A.C.B. y da C. Pereira, M.C. (eds). Lingua da Sinais e Educacao do Surdo. Vol 3. San Pablo, Sociedad Brasileña de Neuropsicología, 72-93.

Massone, M.I. y Johnson, R.E. (1991). Kinship terms in Argentine Sign Language, Sign Languages Studies 73: 347-360.

Menendez, S.M. (1995). El análisis pragmático del discurso. En: Menendez, S. M. (ed). Análisis pragmático del discurso: perspectivas, métodos y alcances. Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Cuadernos de Lingüística No 1: 15.

Sacks, H., Schegloff, E. y Jefferson, G. (1974). A simplest systematics for the organization of turn-taking in conversation. Language 50 (4): 696-733.

Sperber, D. Y Wilson, D. (1986). Relevance. Harvard, Harvard University Press.

Ullua, E.S., Puccio, A. C y Massone, M.I. (1996). Prisioners as a minority minorized force and communion. SALSA IV Symposium about Language and Society, Austin, Tejas (en prensa).

Verschueren, J. y Bertucccelli, M. (eds). (1987). The Pragmatic Perspective. Amsterdam, John Benjamins.

Wilson, J. (1989). On the Boundaries of Conversation. Oxford, Pergamon Press.

(*) Publicado en An interactional approach to the analysis of Argentine Sign Language. International Pragmatics Conference, Méjico, 1996. Cuadernos de Estudios Linguisticos, Campinas, 33 : 75-82, 1997.

 

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