El ejemplo educativo del alumno sordociego Inocencio Juncar Reyes (1861-1920)

ANtonio-GasconPor Antonio Gascón Ricao,

Barcelona, 2016.

Sección: Artículos, historia.

 

En siglo XXI, cuando muchas discapacidades afortunadamente ya no son observadas  como antaño, resultará curioso recordar cómo se trataba a nivel informativo, y en el siglo XIX,  una de ellas en concreto, en este caso, la sordo-ceguera.

Historia que hoy podemos recuperar gracias a la curiosidad suscitada por una foto que hoy en día todavía se conserva en Barcelona, la misma que de hecho movió la publicación de un  trabajo que nos ha precedido.

 

inocencio-juncar
Fotografía de Inocencio Juncar referida en el artículo

Tal como recordaba la doctora Edelmira Domenech, en su trabajo de 2011, [1] en el archivo de la Real Academia de Medicina de Barcelona (RAMC), existe un documento de 1876, remitido a dicha Academia por el Ayuntamiento de Barcelona, que en su momento acompañó  una  simpática fotografía  que se le remitió a dicha entidad de un muchacho  sordociego, llamado Inocencio Juncar, personaje que en aquellas fechas estaba ingresado en la Casa de Caridad de Barcelona.

Y el motivo no era menor, ya que aquella foto se constituyó en la prueba más palpable del lógico orgullo que sentía la corporación municipal barcelonesa ante el notable grado de instrucción alcanzado por Juncar en una de sus escuelas municipales, en todo caso, en una institución financiada con dinero de la ciudad.

Y al igual que la doctora Domenech, lo que pretendemos con el presente trabajo es recordar de manera simple la importancia que tuvo aquella enseñanza municipal  en el caso de Juncar, dentro del contexto de su tiempo, al lograr incluso alguna que otra  repercusión a nivel internacional. De ahí que la existencia de aquella  fotografía en el archivo de la RAMC, sea una buena excusa para publicitar un hecho mal conocido dentro de la historia pedagógica y médica de Cataluña.

El documento enviado en su día por el Ayuntamiento, que sirvió de acompañamiento a aquella fotografía,    textualmente decía así:

«Vistos los sorprendentes adelantos hechos en la instrucción por el sordomudo y ciego Inocencio Juncar y Reyes, bajo la exitosa (?) e inteligente dirección del Profesor D. Francisco de Asís Valls y Ronquillo, Director de la Escuela de ciegos y de sordomudos de esta ciudad, este Ayuntamiento tuvo a bien acordar que se hiciese una tirada de cien ejemplares del retrato del expresado sordo mudo y ciego, para repartirlo además de los Sres. Concejales, a todos los colegios de ciegos y de sordo-mudos de España y a algunos del Extranjero, como igualmente a las Academias de Medicina.

Lo que, cumplimentando el mencionado acuerdo, tengo el honor de participar a Vd. remitiéndole uno de dichos ejemplares. Dios guarde. a Vd. ms. as. Barcelona 16 setbre. 1876.

El Alcalde Constitucional Presidente (ilegible). Iltre. Sr. Presidente de la Academia de Medicina de Barcelona».  [2]

En el reverso de dicha fotografía, todavía se pueden ver los sellos de la Casa Provincial de Caridad y  del Ayuntamiento de Barcelona. Habrá que recordar que en el momento de hacerse la misma, Juncar tenía tan solo 14 años.

Con independencia de todo ello, las noticias que nos han quedado de él son relativamente escasas, dado que la persona que más aportó al  respecto fue el profesor se sordos Jaime Pastor Chaure [3] en un estudio que realizó en el año 1920-21, y que  apareció impreso en la revista “La Paraula”, órgano de la  Escola Municipal de Sords-Muds. Barcelona.[4]

Trabajo de Pastor, que en realidad estaba entresacado en una parte importante de  otro anterior,  en aquel caso de la obra de Francisco de Asís Valls y Ronquillo, antiguo director de la escuela municipal que apareció en una Memoria relativa a aquella escuela que se imprimió en 1888.[5]

Del estudio de Pastor se puede resaltar que Inocencio Juncar había nacido en el pueblecito de Nonaspe, situado en la comarca del Bajo Aragón, el 28 de diciembre de 1861, o que aquel niño era fruto del matrimonio de unos  pobres campesinos,  muchacho que tuvo la desgracia de quedarse sin padre a los tres años, a lo que se unió  el  descubrirse  que era sordo y por lo mismo vino a quedar mudo. De ahí que no resulte  difícil imaginar las dificultades  a las que se tuvo de enfrentar  su pobre madre viuda, de pretender  darle una mínima educación.

Sin embargo, sin que se sepa muy bien cómo, Juncar llegó a Barcelona, logrando  ingresar en la Casa de Caridad de Barcelona, el 2 de marzo de 1865.  Lugar donde se suponía que podría recibir algún tipo de enseñanza, una estancia que nadie imaginó en aquel momento que se prolongaría toda su vida.

Cuando Juncar acababa de cumplir cinco años, tuvo la mala suerte de  padecer una infección en los ojos, una oftalmia purulenta,[6] que lo dejó totalmente ciego. En aquel tiempo los niños ingresados en la Casa de Provincial de Caridad, con diferentes deficiencias sensoriales, (sordos  o ciegos) podían recibir enseñanza en la Escuela Municipal de ciegos y sordomudos de Barcelona, al depender ambas instituciones del Ayuntamiento de la ciudad.

En el tiempo que Juncar llegó a Barcelona la escuela de sordomudos había padecido una serie de vicisitudes que merecen un breve recordatorio. En noviembre de 1853, después de un concurso, se nombró director de la misma  a Miguel Rispa, al año siguiente, entre los meses de julio y diciembre, Barcelona fue asolada por una terrible epidemia de cólera morbo, y durante aquel mismo tiempo Rispa empezó a padecer una grave enfermedad, motivo por cual entrará en la escuela,  en enero de 1855, como maestro interino, su hermano Antonio Rispa, que acabará por substituirlo al morir Miguel el 25 de diciembre de 1855.

Poco tiempo después, la escuela de sordos, que desde 1843, había estado ubicada en el edificio conocido como el ex convento de Agonizantes, sito en la calle Baja de San Pedro, se trasladó al edificio que el Estado había cedido en su día  para la enseñanza de los ciegos,  situado en el antiguo ex convento de San Cayetano, ubicado en la plaza de Santa Ana. Momento en que ambas escuelas se refundieron, creándose así la unificada Escuela de Ciegos y Sordomudos, y al poco tiempo aparecerá por ella el niño Juncar Pastor en su trabajo antes citado explicaba, que cuando Juncar empezó su asistencia a aquella escuela de sordos, lógicamente no tenía instrucción de ningún tipo. Por otra parte, el primer maestro que formalmente se hizo cargo de él, y del cual siempre guardó un buen recuerdo, fue Antonio Rispa (1836-1868), docente que para desgracia de su joven alumno moriría muy pocos años después.[7]

Otra desgracia que en parte también cayó sobre Juncar, pero en otro aspecto, fue   que en marzo de 1868 cayó enfermo, al aparecerle en la cabeza varios “abcesos” [8], los cuales finalmente remitieron, pero dejándolo muy débil, y por lo mismo,  puede decir que su reincorporación definitiva a dicha escuela no tuvo lugar, de forma efectiva, hasta septiembre de 1871.

Su segundo maestro, después  de la desaparición del malogrado Antonio Rispa, fue Francisco de Asís Valls y Ronquillo,[9] de hecho un recién llegado,[10] que sin embargo pudo desarrollar con él una tarea docente extraordinaria, al conseguir que aprendiera numerosas materias, teniendo en cuenta las limitadas posibilidades de comunicación de su alumno, o los escasos conocimientos docentes que en aquella época se poseían, con los que poder afrontar aquella triple discapacidad.

Pero el éxito educativo de Inocencio Juncar fue tan impresionante que en las fiestas de final de curso, o en otros actos públicos, era mostrado como un caso excepcional en todo lo que hacía a su aprendizaje, y por lo mismo también fue presentado en algunas ocasiones a las  propias autoridades locales, noticias que recogerá, con una cierta profusión,  la prensa local, dada su extrema rareza en España.

De aquellas noticias, cabe recordar la aparecida en 1874, redactada por el escritor y gacetillero Agustín Urgellés de Tovar, y que apareció publicada en La Gaceta Universal, acompañaba con un dibujo realizado por  el pintor, ilustrador, y caricaturista, Tomás Padró y Pedret, con  grabado realizado por Sadurni, noticia que extractada por La Imprenta, decía así:

“La revista ‘Gaceta Univesal’ en su número últimamente publicado contiene el siguiente sumario de materias: –

«El Entreacto». Interesantísimo – Inocencio Juncar y Reyes, sordomudo de nacimiento y ciego, alumno de la escuela de sordo-mudos de Barcelona, sostenida por el  Excmo. Ayuntamiento, y albergada en la Casa Provincial de Caridad, por A. Urgellés de Tovar – Inocencio Juncar, dibujo de T. Padró y grabado de Sadurní -« [11]

De hecho aquella noticia de 1874 obedeció a otra anterior, que había aparecido en el mismo medio, explicándose en la misma que el Ayuntamiento de Barcelona, en su sesión del 29 de septiembre de 1874, había decidido:

“… que en vista  de la celebridad adquirida por el alumno de la Escuela de ciegos y sordomudos, Inocencio Juncar y de (sic) Reyes, se acuerda por honra del establecimiento costeado por el Municipio, y del inteligente profesor Francisco Valls y Ronquillo, una tirada de 100 ejemplares  del retrato del expresado Jucar, que se repartirán a los Ilustres señores concejales, a todos los colegios de ciegos y sordomudos de España, y algunos del extranjero, y a la Academia de Medicina…”  [12]

Noticia que descubre el por qué de aquella foto o el por qué fue a parar una copia de la misma a la Academia de Medicina de Barcelona. Ahora bien, de intentar saber a que había obedecido aquel interés del ayuntamiento por Jucar, habrá que retroceder unos meses antes para  conocer a que pruebas concretas había sido sometido, que motivaron aquella  distinción a un muchacho de apenas 13 años.

Así en el diario La Imprenta, del día 16 de junio de 1874, aparece  la noticia que al día siguiente iban a tener lugar en la escuela de ciegos que “sostiene el Ayuntamiento los exámenes anuales de los alumnos de la Misma…” añadiendo que:

El niño Inocencio Juncar y Reyes, sordomudo y ciego desde la edad de cinco años, concurrirá también a dichos exámenes practicando los ejercicios siguientes: leer en relieve con caracteres usuales; escribir por medio del aparato Llorens;[13] describir valiéndose de la mímica   multitud de objetos pertenecientes a los tres reinos de la naturaleza y al trabajo del hombre, y por medio de la dactilología, independientemente de la mímica, los objetos más común (sic), como prendas de vestir, muebles, animales, etc.; conocer las cifras y la adición, la división de la tierra y el nombre de las capitales de Europa, las dimensiones de las cuerpos, ángulos, triángulos y figuras de más de cuatro lados; y demostrar que sabe las oraciones del Catecismo.[14]

Conocidas ahora las pruebas a las que sometieron en aquellos exámenes a Juncar, y de las que debió salir airoso, se entiende la satisfacción del ayuntamiento tanto por el alumno como por la labor del profesor, y de ahí que el consistorio decidiera realizar la foto susodicha,  y además también decidiera enviarla a todas las escuelas especiales de aquel momento abiertas en España, incluida la Academia de Medicina, y muy posiblemente porque en tiempos no muy lejanos la escuela municipal  de sordos había tenido una cierta relación de dependencia con dicha Academia, al examinar, en cierto modo,  la labor de varios de sus maestros.

De hecho, dos de los primeros maestros de sordomudos de Barcelona, el primero de ellos Salvador Vieta y Catà, el segundo maestro municipal de sordos de Barcelona, dado que el primero fue el francés Albert Martí, [15] presentó en julio de 1805, a tres de sus alumnos sordos en dicha Academia de Medicina, que ante los resultados obtenidos decidió concederle el Título de Socio Libre.[16] Historia muy similar a la del dominico Manuel Estrada que avalado por su labor con los sordos de la escuela municipal barcelonesa solicitó en 1817 a la misma Academia de Medicina, idéntico título que el concedido en día a Vieta, petición  que se le concedió sin más problemas.[17]

Por otra parte, aquel mismo examen permite conocer, con un cierto detalle, los métodos  que había utilizado Valls y Ronquillo en aquella educación. Así tal como explicará años más tarde su maestro, la educación de Juncar se inició con los medios que de normal se utilizaban en la escuela de ciegos, en el sentido del tacto.  Y en todo cuanto hacía a la enseñanza del “lenguaje mímico”, el mismo método que se utilizaba de normal con los alumnos sordos, aunque se debería tener en cuenta que en aquel tiempo la “mímica”, era entendida como el lenguaje de señas o signos gestuales propios de los sordos.

De ahí que Valls y Ronquillo indicara un tiempo más tarde, que Juncar prefería más la compañía de sordos que la de ciegos, pues con los sordos “podía manifestar sus deseos y necesidades”  y “todo cuanto pasaba en su interior”. Y en paralelo al uso de la mímica, Juncar también utilizaba el alfabeto manual, llamado ahora dactilología, un sistema de comunicación que transmite información mediante el uso de los dedos de la mano .

De aquel modo Juncar para poder adquirir el conocimiento literario y escrito también usaba el sistema Llorens, el  de letras en relieve, mediante el cual adquiría el conocimiento  del nombre o de las circunstancias  de todos y cada uno de los objetos que se le ofrecían para su impresión mediante el tacto.

Sabido lo anterior, ahora se puede comprender que Juncar en la escuela se podía comunicar con sus compañeros  sordos mediante  el lenguaje de signos y la dactilología, y con los ciegos por mediación del sistema de escritura en relieve, o con el alfabeto manual  que apreciaban como él mediante e1 tacto.   Y con el resto del personal, trazando  los caracteres usuales y normales de las letras del alfabeto sobre la palma  de la mano o sobre su espalda, o cogiéndole los dedos y escribiendo con ellos sobre un plano cualquiera.

De hecho, el llamado sistema Llorens, que Jucar utilizaba, estaba concebido a partir de las letras mayúsculas del alfabeto común, pero con las letras algo alteradas en su forma o figura habitual y común. De aquel modo, para poder escribir, Llorens ideó una pauta o regla muy parecida a las ya existentes en el mercado de aquel tiempo, que permitía escribir todas las letras del alfabeto latino en relieve y, además, en paralelo también el alfabeto de puntos de Braille, dando de aquel modo a sus alumnos una doble alternativa, y en función si el escrito estaba destinado a una persona ciega o a una vidente.

En el caso de algunas letras del alfabeto latino, Llorens las reelaboró, modificando en parte su forma o figura original, con la única finalidad de que fueran inconfundibles al tacto de los ciegos, haciendo igual con las cifras numéricas, modificando o alterando su forma o figura habitual. Según su opinión, el alumno ciego, mediante el tacto, podía aprender una sucesión de líneas y curvas, mientras que el vidente podía captar con suma facilidad lo escrito por el ciego, con indiferencia de las pequeñas alteraciones realizadas por él.

De aquel modo el sistema Llorens era ambivalente, al ser fácilmente comprensible tanto para el ciego, como muy fácil de leer por parte de los videntes ilustrados, y, según él, era mucho mejor que el sistema Braille o cualquier otro sistema de puntos, incomprensible todos ellos para las personas videntes no impuestas en su uso, circunstancia que en la actualidad sigue acaeciendo.

En cuanto al resto de la educación de Juncar, Valls y Ronquillo explicaba que: “para  la enseñanza  de la Aritmética, Geografía, Geometría y demás asignaturas que pueden someterse  al sentido del tacto, me he valido  de los aparatos en relieve empleados en la sección especial para ciegos”. Y en lo referente  a la enseñanza de Moral y Religiosa y otras asignaturas que no se podían someter al sentido del tacto, según explicaba Valls y Ronquillo, “… las recibía  exclusivamente por medio del lenguaje de acción, para lo cual pone sus manos en contacto con las mías y comprende lo expresado  por la mímica.”[18]

Otras referencias periodísticas, referidas a las enseñanzas que estaba recibiendo Jucar, también  se pueden ver en el órgano de la prensa conservadora La Dinastía, entre 1890 y 1898,  explicándose en ellas, entre otras cosas, el rendimiento que había alcanzado Juncar en los  exámenes anuales. Así el 22 de junio de 1890 se publica:

«El sordomudo y ciego Inocencio Juncar y Reyes, demostró, a pesar de estar poco menos que incomunicado con los demás hombres, por faltarle los sentidos de relación, que conoce perfectamente la geografía, aritmética, historia, escritura y las demás asignaturas que completan la primera enseñanza». [19]

De ser cierta aquella noticia sobre los conocimientos que Juncar poseía tanto en geografía, aritmética e historia, como en la escritura, se podría decir que tanto alumno como maestro se habían esmerado y esforzado mucho en sus respectivos trabajos.

Por otra parte, dentro de las noticias curiosas cabe resaltar una que aparece en el periódico La Vanguardia del día 20 de junio de 1893, donde se recoge que el gobernador civil de Barcelona de aquel momento, dados sus adelantos, había decidido regalarle a Jucar “un traje completo”.

En la mañana de ayer el Gobernador civil visitó la escuela municipal de Sordomudos y ciegos, presidiendo los exámenes que en la misma se verificaron. El señor Larroca, salió muy complacido de los adelantos que revelaban los alumnos,  felicitando por ello al director de la escuela, señor Ronquillo.

A uno de los alumnos qué más se distinguieron, llamado Inocencio Juncar Reyes, le regaló el Gobernador civil un traje completo.”

 Habilidades que también le sirvieron a Juncar para que, la Reina regente, María Cristina de Habsburgo-Lorena, viuda de Alfonso XII, y reina regente, le otorgara  una pensión vitalicia, que le  permitió  continuar residiendo en la casa Provincial de Caridad.  Referencias similares que también se pueden encontrar en diversos  números de La Dinastía, como por ejemplo la  del 3 de julio de 1894, donde se hace elogio de la capacidad pedagógica de Valls y Ronquillo.[20]

También se dan noticias de él en «La Correspondencia de España«,[21] del día 1 de septiembre de 1901, donde se le cita en relación a un caso similar de alumno, en su caso residente en Madrid:

«sobrevívele en Barcelona otro sordomudo ciego, llamado Inocencio Juncar, cuyo saber y pericia si honran a su maestro Valls y Ronquillo, son desconocidos fuera de la región del Principado, y acaso, acaso, fuera de la Escuela en que se educa».[22]

Aquella referencia de supervivencia hacía referencia a otro ciego y sordomudo llamado  Martín de Martín y Ruiz, en su caso nacido en Valladolid, y un poco mayor que él, que estaba estudiando en el llamado Colegio Nacional de sordomudos  y ciegos de Madrid. Y su profesor era Carlos Nebreda y López, director de la  citada escuela de Madrid. Y venía a cuento al haberse encontrado ambos en Barcelona en 1873, con motivo del viaje de vuelta que Nebreda había hecho con su discípulo a Viena, con motivo de la Exposición Universal que allí había tenido lugar, y a la cual asistió en representación del Colegio Nacional de Madrid.[23]

De hecho, aquella reunión entre aquellos dos personajes, que duró algo más de una hora, y que empezó en una popular fonda y concluyó en medio de una gran expectación en las populares Ramblas barcelonesas, había tenido lugar a iniciativa de Valls y Ronquillo, al celebrarse durante la época vacacional de la escuela, y de la misma  dará  una larga y prolija  relación el Diario de Barcelona:

“A las seis de esta mañana  ha tenido lugar una escena sumamente conmovedora en la Fonda de España. [24] Hallándose de paso en esta ciudad el Sr. D. Carlos Nebreda y López, Director del Colegio Nacional de sordomudos  y de ciegos, en unión de su desgraciado (sic) discípulo  sordomudo y ciego Martín de Martín y Ruiz,[25] a quien acababa de llevar al certamen de  Viena, el director de la escuela especial de Barcelona Don Francisco de Asís Valls y Ronquillo ha tenido la buena idea de presentar a Martín  el sordomudo y ciego  Inocencio Juncar y Reyes, alumno de quien hemos hecho mención algunas veces por sus conocimientos, y que se halla albergado en la Casa de Caridad.

El acto ha impresionado vivamente a las personas que lo han presenciado, y ha sido muy halagüeño para los triple desgraciados (sic), los cuales se han dado a conocer  sus infortunios, lo que sabían cada uno, y lo muy satisfechos que estaban ambos de las instrucciones que respectivamente les comunicaban los citados Sres. Nebreda y Valls y Ronquillo. El despido (sic) fue muy afectuoso, manifestándose  deseos de que se reprodujera la entrevista que, por lo rara, es quizá la primera de esta clase que se haya celebrado en el mundo.  Entre los circunstantes había un sordomudo que mostró también el afecto que esta notabilísima escena le había provocado.” [26]

De hacer recordatorio de los inicios de la educación de los ciegos, cabe recordar  a Josep Ricart,[27] al que se puede considerar el primer maestro de ciegos en Cataluña o de España. En cuanto a alumnos ciegos  también habría que recordar el caso anterior de Jaume Isern Colomer, el ciego de Mataró,[28] que al tener una actividad musical intensa como organista de iglesia  fue objeto de la atención médica y educativa por parte del Dr. Francisco Campderà.[29]

Pero siendo objetivos, habrá que admitir que la repercusión exterior de la enseñanza de Inocencio Juncar fue muy pequeña, al tener sólo una breve cita en el siglo XIX. Prueba de ello es un breve escrito publicado en los American Annals of The Deaf, del año 1893, que se publicaban en Washington. En  el mismo número se hablaba del conocido caso de Hellen Keller,[30] que tuvo una gran repercusión mundial, y luego del español Inocencio Juncar. Y aunque sean muy pocas las líneas que se le dedican,  merecen la pena conocerlas.

En el Deaf-Mutes’s Register (una publicación periódica) del 13 de abril de 1893, tiene  una noticia, larga e interesante, de Inocencio Juncar y Reyes, un chico sordo y ciego, educado en la Escuela Municipal para sordos y ciegos de España (sic). La noticia ha sido traducida por F.G. French, del Volta Boreau [31] a partir de una historia de la escuela escrita por D. Francisco de Asís Valls y Ronquillo, la misma que aparece publicada en (su Memoria de) 1888.

Juncar, como se le llama normalmente, nació sordo, o se volvió a durante su niñez. Perdió la vista en su sexto año y pronto se le colocó en el departamento para sordos de la escuela. Se le enseñó con el método manual y recibió instrucción religiosa y moral, leyó libros, en tipo de relieve, escritos con el aparato de Llorens… Estudió historia natural, geografía, aritmética y geometría y conocimientos generales…».[32]

 Y tal como se preguntaba la doctora Edelmira Domenech en su trabajo, Juncar qué más sabía hacer además de lo aprendido en la escuela, y es entonces cuando descubrimos que Juncar se sabía desenvolver, a su manera, por Barcelona, Historia que conocemos gracias al trabajo ya citado de Jaime Pastor, que se publicó en 1921, en la revista La Paraula, un texto relativamente amplio, que parece apuntar a la proximidad de Pastor a Juncar, al hacer uso el primero de las conversaciones que tuvo con Juncar, una comunicación que evidentemente no fue verbal, y donde descubrimos el uso que hacía Juncar de los infinitivos, en lugar de las formas conjugadas, o de los adjetivos  que suele emplear de forma muy sencilla.

Prueba de ello es como explicaba Juncar cuando conoció a Antonio Rispa,  su primer maestro: «Mi primer maestro fue Rispa, yo querer mucho, enseñar bien, paciencia Mucha «.» Tiempo poco, murió pronto, tísico». Desaparecido Rispa, para cubrir su plaza de maestro se presentaron a la oposición dos candidatos, Puertas y Valls. Historia que Juncar refería así: «ganar Valls y enseñarme Valls… Yo aprender primero la dactilología… Yo aprender mucho sistema ciegos Llorens, después Braille. Yo conocer todos sistemas ciegos. Yo contento, yo estudiar mucho siempre sí; vago no; yo querer saber mucho«.

En otro conversación transcrita por Pastor, y donde Juncar afirma que quiere por igual a los ciegos como los sordomudos,  pero que tenía  preferencia por los segundos, porque «estos ver cosas y decirme como ver y Coger brazo«» yo andar seguro con sordomudos «. Otra cuestión que consta por Pastor, es que Jucar muy a menudo se iba solo a pasear por Barcelona, con su bastón, al conocer las calles y no perderse. Aventura que relataba diciendo: «sale solo de la Casa de Caridad y por calles y plazas, sabiendo siempre donde se encuentra… »

A las personas las conocía mediante el tacto, y era capaz de reconocerlas después de mucho tiempo de no encontrarse ni tocarlas. Sin embargo, de su infancia no recordaba los colores. Y  cosa curiosa, se declaraba no religioso,  no aceptando que hubiera tenido que tener la desgracia de no poder utilizar los sentidos.

Por lo que explicó a Pastor, Jucar nunca se casó, y sin embargo, parece ser, que tuvo un hijo. Una historia que de ser cierta, resultó trágica: «Si yo querer mujer mucho; ella querer casarse no; tener hijo sí, nacer, quitar maternidad; estar años seis; madre sacar, retratar sí, mandar a mí retrato uno sí, escribir palabras amor mucho, marcharse los dos, saber donde marcharse no, saber nada más no.

Por otra parte, de los últimos años de Juncar hay muy pocas noticias. Y así lo único que sabemos es que murió en la Casa de Caridad el día 29 de diciembre de 1920, el día después de haber hecho 59 años. La causa de la muerte fue una tuberculosis pulmonar que fue certificada por el Dr. A. Noguera.

De intentar sacar unas conclusiones, el caso de Inocencio Juncar es el primero que se conoció en Cataluña referido a la posibilidad de dar  educación a una persona  ciega y sorda,  y además con un cierto relativo éxito pedagógico. De ahí la importancia que se le dio a aquel caso en su tiempo.

A todo esto también habría que poner en valor  el interés y la capacidad demostrada por el muchacho en su afán por progresar en el conocimiento, teniendo en cuenta las circunstancias tan adversas que  por su naturaleza tenía. También el de sus profesores, empezando por Antonio Rispa, que lo tuvo de alumno muy pocos años, y siguiendo  por Francisco Valls Ronquillo, que fue el que consiguió un resultado docente muy importante para la época.

De hecho habrá que distinguir en esta historia varias etapas.  Hay una  primera de difusión mediática de los resultados alcanzados con él, con la consiguiente exhibición del muchacho ante algunas autoridades locales, a lo que se vino a unir  también la campaña  de divulgación del caso de Juncar, tanto en los medios de comunicación, periódicos y alguna revista, como en textos más profesionales y científicos, incluso con una mención especial en una revista estadounidense muy importante dedicada en su caso en exclusiva a los sordos.

Después, en una segunda fase, su historia poco a poco fue quedando en el olvido, hasta su muerte en 1920, y a una edad que entonces se podía considerar viejo, y más en el medio en que vivía, al fallecer poco antes de los sesenta años.

Por otra parte hay que considerar que en el tiempo en que se impartió aquella enseñanza, en la década de 1870, se trataba de un hecho extraordinario, ya que el muchacho estaba, según Valls y Ronquillo, entre los primeros doce sordomudos  y ciegos del mundo que habían recibido una instrucción reglada, de creer la lista que el propio Valls publicó.[33]

Notas

[1] Edelmira Domènech i Llabería,”Nota sobre la instrucció d´Inocencio Juncar Reyes  (1861-1920), sordmut i cec de la Casa de Caritat de Barcelona”, Gimbernat, Revista Catalana d’Història de la Medicina i de la Ciència. Barcelona,  2011,   Volumen 55, pp. 171-181.

[2] Archivo Real Academia de Medicina de Cataluña, año 1876, legajo 58, documento núm. 84.

[3] Jaime Pastor Chaure, Alcanzaría a ser director interino de la escuela Municipal de sordomudos de Barcelona, desde 1930 a 1943.

[4] Jaime Pastor: «Inocencio Juncar. Sordomudo Ciego». La Paraula”, 1920-1921, 3, pp. 226-235.

[5] Francisco de Asís Valls y Ronquillo,  “Inocencio Jucar y  Reyes, Sordomudo y ciego”, pp. 60-68 Memoria relativa a la Escuela Municipal de Ciegos y Sordomudos de Barcelona, Barcelona, 1888.

[6] Infección del ojo de carácter grave que se inicia con una conjuntivitis pero que posteriormente se propaga al resto del ojo hasta formar un saco purulento.

[7] Antonio  Rispa  I Segarra, La Seo de Urgel (Lérida) 1836 – Barcelona 1869. Pedagogo. Maestro de sordos. La aparición de Rispa como maestro de sordos tuvo lugar con motivo de la muerte prematura de su hermano Miguel a finales de 1855, en su caso maestro de la Escuela Municipal de Sordomudos de Barcelona desde noviembre de 1853. De esta forma, desaparecido su hermano Miguel, Antonio Rispa fue nombrado Maestro interino de la Escuela Municipal de Sordomudos el 3 de enero de 1856, y, por oposición, Maestro en propiedad el 1 de abril de 1856, escuela de la cual más tarde sería Director. Pensionado por el Ayuntamiento de Barcelona, realizó un viaje al extranjero, en el que estudió los principales métodos de su enseñanza, que recogió en su Memoria relativa a las enseñanzas de los sordomudos y de los ciegos, Barcelona (1865).

[8]  Absceso: es una infección e inflamación del tejido del organismo caracterizado por la hinchazón y la acumulación de pus. Puede ser externo y visible, sobre la piel, o bien interno.

[9] Francisco de Asís Valls i Ronquillo (Olesa de Montserrat 1835 – Barcelona, 1907), fue un pedagogo catalán especializado  en la enseñanza audio fónica. Y entre otros cargos ostentó los de Vocal de la Junta de Instrucción Pública de Barcelona  o el de  Presidente de la Sociedad Barcelonesa de Amigos de la Instrucción.

[10] . En 1867 Valls i Ronquillo  entró como profesor de la Escuela de ciegos y sordomudos de Barcelona, primero como adjunto de la clase de sordomudos. El año siguiente fue nombrado maestro interino y en 1869 en propiedad. El año 1872 fue nombrado director. Cargo que ocupó hasta su retiro en agosto de 1905, y murió en Barcelona en 1907. Publicó un Manual para uso de los alumnos que concurren en la Escuela de Sordomudos de Barcelona,  Barcelona, 1871, y aún una memoria sobre la escuela en 1888.

[11] La Imprenta,  Diario de avisosnoticias y decretos, núm. 198, edición mañana, 17.7.1874, p. 4372.

[12] La Imprenta,  Diario de avisosnoticias y decretos, núm. 273, edición tarde,  30.9.1874, p. 6125.

[13] Antonio Gascón Ricao, “Historia de la enseñanza de los ciegos”, pendientedemigracion.ucm.es/info/civil/herpan/…/ciegos.pdf,b: Antonio Gascón Ricao,  Pedro Llorens Llatchós,  http://www.biografiasyvidas.com/especial/educacion/llorens.htm.

[14] La Imprenta,  Diario de avisosnoticias y decretos, núm  167, edición tarde, 16.6.1874, p. 3616.

[15] Antonio Gascón Ricao, Biografia de Juan Albert Martí, www.biografiasyvidas.com/especial/educacion/marti.htm

[16]  Antonio Gascón Ricao, 2003. “Salvador Vieta i Catá, segundo maestro barcelonés de sordos (1805-1806)”, Cultura Sorda.

[17]  Antonio Gascón Ricao, 2011. “La influencia encubierta de Hervás y Panduro, en la labor pedagógica de Manuel Estrada, tercer maestro de la Escuela Municipal de Sordomudos de Barcelona”, Cultura Sorda.

[18] Valls y Ronquillo, Memoria relativa… , Op. cit., pp.63-64.

[19] «En la Escuela de Ciegos y Sordo-mudos», La Dinastía (Barcelona), 22.06.1890.

[20] “Valls y Ronquillo y su escuela», La Dinastía, 03.07.1894, p. 2.

[21] Periódico vespertino publicado en Madrid, de ideología conservadora, fundado en 1859 por Manuel María de Santa Ana que desapareció en 1925, al ser desbancado por El Imparcial

[22] P. Molina Martín: «Los niños anormales. Un colegio para sordomudos ciegos». La Correspondencia de España, 01.09.1901, p. 4.

[23] La Exposición Universal de Viena tuvo lugar del 1 de mayo al 31 de octubre de 1873 , y su lema fue «Cultura y Educación»; Carlos Nebreda López, El Colegio Nacional de sordo-mudos y de ciegos de Madrid, en la exposición universal de Viena; Su historia. Su estado actual. Sus trabajos , Madrid, 1873.

[24] Abierta como Fonda España en 1859, sus propietarios decidieron reconvertirla en hotel, hoy  conocido como Hotel España, y en la actualidad es un establecimiento hotelero sito  en la calle Sant Pau, del barrio del Raval de Barcelona. Resultando muy famoso, entre otras muchas cosas, por su profusa decoración modernista realizada en 1903 por el arquitecto Luís Domènech i Montaner,en colaboración con Eusebio Arnau y Ramón Casas, ambos miembros del máximo nivel dentro de aquel movimiento artístico.

[25]  Esther Burgos Bordanau, “Aproximación histórica al estudio del Colegio Nacional de Sordomudos y Ciegos de España”, Revista Complutense de Educación, Vol. 16,  Núm. 1 (2005) 183 – 193.

[26] Diario de Barcelona, 9 de agosto de 1873.

[27] Antonio Gascón Ricao, Jose Gabriel Storch de Gracia y Asensio: José Ricart, el primer maestro de ciegos de España, pendientedemigracion.ucm.es/info/civil/herpan/…/ricart.pdf.

[28] Jaume Isern i Colomer, (Mataró, 1798 –  1880) fue organista, pedagogo,  compositor, Autor de de un sistema per la notación musical anterior al de Louis Braille, Descripción de algunos instrumentos para enseñar a ciegos las primeras letras y la escritura en notas de música, Barcelona, 1837

[29] Monserrat Gurrera Lluch: “Jaume Isern i la seva incidència en l’ensenyament de cecs i de la música al Mataró vuitcentista”,  Educació i història: Revista d’història de l’educació, ISSN 1134-0258, Nº. 9-10, 2006-2007, pp. 168-192.

[30] Helen Adams Keller: (Tuscumbia, 1880 – Easton, 1968) Escritora norteamericana. Invidente y sordomuda, se especializó en educación especial para discapacitados. A causa de una grave enfermedad que le acometió a los diecinueve meses de edad, Keller perdió la vista y el oído, lo que le impidió desarrollar el habla durante sus primeros años de vida. Cuando cumplió los seis años, sus padres contrataron a una institutriz irlandesa, Ann Sullivan, quien le enseñó el lenguaje de los sordomudos y que marcaría un giro radical en su vida.

[31] El Laboratorio de Volta y la Oficina de construcción, un hito histórico nacional, fue construido en 1893 bajo la dirección de Alexander Graham Bell para servir como un centro de información para las personas sordas y con problemas de audición. Bell, mejor conocido por recibir la primera patente telefónica en 1876, fue también una figura destacada de su generación en la educación de los sordos. Tanto su abuelo como su padre eran profesores de habla y el joven Bell trabajaba con ellos.

[32] Edward Allen Fay : «Miscellaneous». American Annals of the Deaf, 1893 (june), vol. 38, núm. 3, pp. 239-241.

[33] Según Valls y Ronquillo: “Francisca Pache, Eduard Meyetre, (Lausana), Abbé Carton, Laura Bridgman, Oliver Fasswel (Boston), Nathamiel Carton (Filadelfia), Malsus Olisen (Estocolmo), Alphons (Dresde), Martín de Martín Ruiz de Madrid”, a los que había que añadir Juncar, Memoria, Op. Cit. Pp. 65-66.

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