Por Edith Patricia Rodríguez Díaz,
Bogotá, 2014.
Sección: Artículos, psicología.
Teniendo en cuenta el artículo Sexualidad humana: una mirada desde el adulto mayor, es interesante conocer lo que menciona el autor Víctor T. Pérez Martínez, cuando afirma que “las personas no pueden ser fragmentadas en determinados períodos de existencia, nacen y llegan al final de sus vidas como seres sexuales” (Pérez, pág. 1, 2008) En los países subdesarrollados sucede la misma situación, existen prejuicios que los adultos mayores ya no sienten, están muertos en vida y por lo tanto su sexualidad está atrofiada, como son ancianos están más cerca de la tumba lo cual no es cierto y como se conoce poco del tema se deja a un lado la parte geriátrica de ésta población.
Todos están equivocados al respecto pues tanto los hombres como las mujeres disfrutan de la sexualidad, aunque su calidad de vida no es la misma ya que se tienen que enfrentar a patologías propias de la edad, toma de medicamentos, disminución de su parte biológica entre otros. No se tiene la misma energía, pero el disfrute de las relaciones amorosas no cambia a pesar de que pase el tiempo y lleguen los años y junto con ellos todas las dificultades propias de la edad, en esta etapa es importante la comunicación, el afecto y la comprensión entre estos dos seres que han compartido gran parte de sus vidas.
Como es sabido, el sexo siempre ha sido un tema tabú, que le impide a la gente hablarlo con naturalidad, la educación que se imparte en las instituciones educativas no es la mejor por ende se tiene poca información al respecto y del tema se habla con restricción lo que ha ocasionado la gran problemática que se tiene en la actualidad, no sólo en Colombia sino en todos los países latinoamericanos. Si del tema se hablara con naturalidad la cosa sería diferente y cuando se llegara a la senectud, las personas podrían disfrutar de su sexualidad de forma segura, sin restricciones y con mucha responsabilidad.
Siempre se habla de sexo como algo sucio, pecaminoso y oculto y por ello al llegar a la tercera edad, con un cuerpo envejecido y maltratado por diferentes circunstancias, se cree que su sexualidad ha desaparecido, como lo menciona Cole (1997) “un sentimiento de culpabilidad y vergüenza —asociado a la antigua noción de pecado— fue emergiendo en relación con el cuerpo deteriorado y enfermo, propio de ciertos envejecimientos”
La sexualidad es innata al ser humano, una parte de su desarrollo es instintivo y la otra es aprendida (Bantman, 1998), en el sujeto sordo la parte que es aprendida, su aprendizaje no lo ha realizado bien, debido a la información errónea que recibe del entorno, ya que las personas con quienes se comunica el sordo no saben la Lengua de Señas[1] y estos se limitan a repetir mecánicamente sin comprensión alguna, haciendo interpretaciones del tema que no corresponden.
Anteriormente, en Colombia, las instituciones educativas se centraban en programas de educación especial tradicional y no dentro de la educación formal, lo cual influía para que se le diera un enfoque clínico y no socio-antropológico- pedagógico como se viene haciendo en la actualidad. Esta situación es reciente si se tiene en cuenta que fue a partir de 1996 cuando se da inicio a la integración al aula regular con intérprete. Nuestro país estaba muy atrasado en las políticas educativas para personas con necesidades educativas y la preocupación se centraba en la audición y el habla oral, para que la persona no oyente se pudiera integrar a la sociedad mayoritaria, en este caso la oyente, sin tantos traumatismos.
La enseñanza de una lengua debe estar siempre mediada por las experiencias que tenga el sujeto y por el proceso de internalización que logre establecer la capacidad de reconstrucción interna de una actividad externa; es decir la internalización implica una reorganización de las actividades psicológicas sobre la base de las operaciones con signos y supone la incorporación de la cultura al sujeto al mismo tiempo que la configuración del propio sujeto y la reestructuración de las actividades reflejas del organismo. Desde esta postura la internalización es “un proceso implicado en la transformación de los fenómenos sociales, en fenómenos psicológicos” (Vigotsky, Pág.114, 2000).
Gracias a que se da inicio a la igualdad de oportunidades, es que las personas sordas pueden acceder a la educación y al desarrollo y enriquecimiento de su lengua, ya que anteriormente no había logrado evolucionar porque la comunidad sorda no requería más de lo que tenía.
Se evidencian casos de sordos adultos mayores que ignoran muchas cosas del tema o las tienen erróneamente conceptualizadas, sus creencias no son lógicas debido a la educación que recibieron, ellos sólo llegaban a un 5o de primaria a lo sumo y luego debían aprender un oficio manual, porque no existía nada más para ofrecerles, por lo tanto educación sexual no recibían y tampoco tenían una fluida comunicación con su entorno familiar, razón por la cual desconocían muchos temas relacionados con la sexualidad y por lo tanto existían grandes vacíos.
Todo lo anteriormente descrito muestra el gran impacto que ha tenido que vivenciar la comunidad sorda de la tercera edad en cuanto a sexualidad se refiere, por lo tanto es importante abordar el tema de forma fresca y tranquila sin tapujos, para poder entender lo que dice Weeks (1998) “la sexualidad está estrechamente asociada con la realización personal, el estilo de interrelaciones con nuestros semejantes, el proceso de formación de pareja y de familia, así como con los afectos. La afectividad, la identidad y la personalidad van de la mano junto con el desarrollo de la sexualidad”, postura con la cual se está de acuerdo, pero en los sordos no se da por su baja autoestima, falta de identidad y personalidad, cosa que es preocupante y que es indispensable trabajar a nivel educativo.
Es relevante que se tenga en cuenta que la sexualidad humana es un fenómeno sociocultural que esta mediado por las interrelaciones de los diferentes sistemas, como lo plantea la teoría de Bronfenbrenner. La vida sexual de todo ser humano se da desde el momento que es engendrado hasta que muere y esto incluye a los sordos, por lo tanto “no se puede seguir catalogando al anciano como indiferente o poco interesado en la sexualidad, o con escasa actividad sexual” (Pérez, 2008)
El autor del artículo trabajado, considera que “la existencia de prejuicios sociales con pautas culturales rígidas, así como determinadas actitudes sociales y familiares ante la vida sexual del anciano, como la censura, el reproche, el miedo, las risas o los chistes, entre otros prejuicios y mitos, propician una desinformación permanente de la temática sexual en la edad geriátrica”[2] En la persona sorda adulta esta situación es más dramática si se tiene en cuenta que además de ser viejo, es sordo, se le ve como una persona discapacitada o minusválida, lo cual no es cierto, afectando su parte psicológica y emocional, haciéndolos sentir como seres inferiores e incapaces y además resultan invisibilizados por la sociedad; es verdad que no oye físicamente pero si lo hace a través de sus ojos y el tacto siempre y cuando se le “hable en su idioma”, es decir la Lengua de Señas.
“Las experiencias emocionales de los ancianos es la pérdida” (Orosa, 2003), teniendo en cuenta que enfrentan diferentes tipos de duelos por pérdidas que se han dado en el transcurso de su vida y al llegar a la ancianidad se sienten solos y tristes, muchas de estas pérdidas están relacionadas con su pareja cuando quedan viudos, cuando fallecen sus mejores amigos, la muerte de familiares que fueron importantes para ellos, la independencia de los hijos, para terminar solos o solas y en ocasiones buscando una nueva pareja que por lo general no llena el vacío que dejaron sus esposas (os), o por el contrario terminar los esposos solos haciéndose compañía. “Dentro del ciclo de ciclo de vida de cada generación suceden acontecimientos inesperados e involuntarios a través de los cambios en las vidas de las generaciones con las que se relacionan. Un individuo alcanza su fase de ‘nido vacío’ cuando los hijos se emancipan o se convierte en abuelo cuando los hijos tienen descendencia, o pierde su status de hijo cuando los padres mueren«. (Aranibar, 2001)
En el caso de los esposos sordos con hijos oyentes que se quedan solos porque estos formaron sus hogares y se independizaron de sus progenitores, estos quedan desvalidos, ya que sus hijos eran quienes les servían de intérpretes y les informaban lo que estaba ocurriendo en un momento dado. Ahora están solos, ignorados y como son analfabetas funcionales del castellano (segunda lengua), se les dificulta acceder a la información que circunda en su entorno, es decir quedan marginados o en situación de vulnerabilidad por parte de la sociedad mayoritaria.
Teniendo en cuenta que este es un tema poco tratado, es mucho lo que se desconoce de la sexualidad en la tercera edad, no nos podemos olvidar que los ancianos también son humanos que requieren de nuestra atención y respeto, porque muy seguramente si llegamos a viejos vamos estar en la misma situación de vulnerabilidad, “la sexualidad continúa siendo un área de la conducta humana en la que, frecuentemente, predomina lo anecdótico sobre el conocimiento científico, lo que cobra particular relevancia en las personas de la tercera edad” (Pérez, pág. 6. 2008)
No se puede desconocer que los ancianos tanto sordos como oyentes existen y que con ellos también están los cambios que se dan a nivel sexual, fisiológico, anatómico y biológico, por lo tanto no se debe rechazar y seguir negando su existencia y sus necesidades a nivel sexual, porque están presentes, son una realidad y tienen derecho a vivir y ser felices, haciendo que sus últimos días sean de gran recordación.
Para concluir, es crucial evaluar el conocimiento existente, sobre la sexualidad en el sujeto sordo de la tercera edad, porque si de los oyentes poco se conoce, de los sordos no existe ningún tipo de literatura que oriente hacia una sexualidad placentera y eficaz. Lo ideal es poder ser feliz en los últimos años que les quede de vida, disfrutando de su sexualidad en la medida de sus capacidades.
Teniendo en cuenta que la sexualidad no se remite solo al coito, sino que en ella entran las caricias, el afecto, el poderse tocar mutuamente, cortejarse, enamorarse, relacionarse, atraerse, aspectos que son relevantes en la sexualidad humana para así consolidar la pareja.
Este es uno de los motivos para adelantar la actual especialización, porque lo que se pretende es poder ejecutar programas con la población sorda a fin de que las futuras generaciones de ancianos sordos puedan acceder a una educación sexual más justa y satisfactoria sin tantos prejuicios y tabúes. Para lograrlo es indispensable empezar con los niños de ahora, formándolos en el tema para que puedan comprender más adelante su sexualidad y la puedan disfrutar de la mejor manera posible.
BIBLIOGRAFIA
ARANIBAR, Paula. Acercamiento conceptual a la situación del adulto mayor en América Latina. Cepal. Chile. 2001; pág. 21.
BANTMAN B. Breve historia del sexo. Barcelona: Editorial Paidós Ibérica; 1998.p.42-7.
COLE, Th. (1997). The Journey of Life. Cambridge: Cambridge University Press, Canto Edition.
INSOR. Educación Bilingüe para Sordos – Etapa escolar – Orientaciones pedagógicas. Documento No. 1 Instituto Nacional para Sordos. 2006
MARTINEZ, Victor. Sexualidad humana: una mirada desde el adulto mayor. Trabajos de revisión. Cuba. 2008
OROSA Fraíz T. La tercera edad y la familia: una mirada desde el adulto mayor. La Habana: Editorial Félix Varela; 2003.p.67-93.
VIGOTSKY. Lev S. El desarrollo de los procesos psicológicos superiores. Ed. biblioteca de bolsillo. Barcelona, España. 2000
WEEKS J. Sexualidad. México DF: Editorial Paidós Mexicana; 1998.p.21-5.
Edith Patricia Rodríguez Díaz Licenciada en Psicología y Pedagogía de la Universidad Pedagógica Nacional Especialista en Educación y Orientación Sexual de la Universidad Manuela Beltrán Bogotá, Colombia.
Notas
[1] Lengua natural, que se está reivindicando en cuanto a estatus lingüístico como es el caso del castellano, y por lo tanto su valor para las funciones comunicativas e intelectuales. Estas dos lenguas son diferentes, no solo por la forma como se producen, sino porque su gramática es independiente una de la otra. (INSOR, pág. 12. 2006)
[2] Sexualidad Humana: una mirada del adulto mayor. Pág. 3.
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